El niño que jugaba en el parque con el aro de su hermana y acabó siendo Campeón de España de Gimnasia Rítmica

AMES

El amiense Iván Gutiérrez, vecino de O Milladoiro, asegura que esta disciplina deportiva le ayudó a ganar más confianza a la hora de relacionarse con nuevas personas
10 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Mide poco más de 1,60, pesa entre 50 y 55 kilos y a sus casi 15 años (los cumple el próximo mes) dice que se pasaría el día entero haciendo giros, saltos, splits, practicando con las mazas, la pelota, con la cinta, la cuerda... Iván Gutiérrez Mosquera ya iba de niño al parque con el aro de su hermana mayor y este vecino de O Milladoiro (Ames) acabó siendo campeón nacional de gimnasia rítmica. Él y otro amiense, Cosme González, ambos del club Rítmica Compostela, se subían a lo más alto del podio hace unas semanas en Guadalajara, constatando que no solo hay cabida para los chicos en la gimnasia artística sino que además pueden despuntar en un deporte que disfrutan como la que más.
Recuerda Iván que creció viendo a su hermana, Irene —quien le lleva 3 años—, hacer volteretas en casa. Como parte de un juego infantil, él empezó también a probar «y resulta que se me daba bien». «Mi madre me propuso apuntarme a su club y comencé en la modalidad de gimnasia acrobática con 4 años», explica. A los 6, se inició en la competición y fue a su primer campeonato nacional al poco tiempo, en Granada, en el que quedó cuarto. «A partir de ahí me puse a entrenar más a fondo en acrobática. En sexto de primaria me metí también a hacer también gimnasia rítmica porque una entrenadora me dijo que probara y me empezó a gustar. Y, entre primero y segundo de ESO, dejé la acrobática para centrarme al cien por cien en la rítmica, tanto a nivel individual como en conjunto», relata el joven. El año pasado ya obtuvo en Castellón una medalla de bronce en el Campeonato de España individual y este 2025 terminó de coronarse. Estos dos podios nacionales se suman a los que consiguió ente el 2021 y el 2023 en acrobática, para engrosar un currículo deportivo que ya requiere su propia vitrina de metales y trofeos.
Asegura Iván que está bastante igualado a nivel general con su hermana en cuanto a logros y que nunca hubo entre ellos rivalidad: «Aunque cada uno tiene su conjunto y su categoría, saber en una competición que ella también está ahí siempre me ayudó bastante, aunque justo este año lo dejó y de da mucha pena porque es muy bonito estar los dos en el mismo deporte». Cuenta el joven gimnasta que, «por suerte, a mí nunca me dijeron nada por ser chico y practicar rítmica, pero igualmente hay muchos prejuicios... el único problema que veo es que no podamos competir a nivel internacional los chicos». No es de los que vayan haciendo alardes por el patio del colegio, pero tampoco se esconde, y luce las mallas y lentejuelas con normalidad y sin arrastrar vergüenzas ni prejuicios impuestos.
Su madre, María, destaca el buen ambiente y el apoyo que existe entre los padres en los polideportivos. «Fuera de ellos, creo que cualquier chico que haga este deporte tuvo que recibir en algún momento algún mal comentario. Como padres, nosotros tuvimos cierto recelo al principio por las críticas que podía recibir, aunque lo apoyamos siempre», añade. Resultó ser una valiosa herramienta para que Iván ganase más confianza y venciese su timidez innata frente a desconocidos: «Me ayudó a conocer gente y a relacionarme con otras personas». «De puertas para afuera puede parecer muy sociable y echado para adelante, pero por ejemplo nunca quiso ir a un campamento porque no es capaz de dormir con extraños. Sin embargo, este año cambió de instituto y a todos nos sorprendió lo bien que se integró desde el minuto uno en el IES Xelmírez I», dice con orgullo su madre.
Iván siempre fue un menor muy inquieto, cariñoso y empático. «Siempre está pendiente de que todos estemos bien», apunta María, quien comenta que cuando comenzó su hijo a entrenar con el Rítmica Compostela en el gimnasio Squash los sábados por la mañana encontró allí su gran pasión. Además, añade él, «los gimnastas del club tienen muchos valores y esto ayuda a mejorar como persona, incluso a encontrarte con gente que no te imaginabas que podría llegar a ser tu amiga». Desde que se pasó a la rítmica, María Cañabate se convirtió en su entrenadora principal, «aunque ella siempre estuvo ahí para apoyarnos, incluso cuando hacía acrobática. Es una persona a la que le puedes contar tus problemas y te va a dar un buen consejo. Nos quiere como a sus hijos».
Lo que más disfruta Iván son los ejercicios con el aro, la pelota o las mazas, que es lo que más practica desde pequeño. La cinta es lo que más se le atraganta, aunque a base de echarle horas cada vez la domina mejor. Y, si puede, saca tiempo para otros deportes que también le gustan, como el vóley, nadar, correr... «Soy un chico bastante saludable en todos los sentidos, incluida la alimentación. Me gusta la fruta, por ejemplo, pero si me apetece un cacho de chocolate me lo como. No soy nada estricto en ese sentido», aclara.
¿Su siguiente meta? «Mejorar en todos los ámbitos deportivos y conseguir más medallas», responde un joven disciplinado que lo tiene muy claro en el deporte pero no tanto en lo académico. «No tengo ni idea qué quiero ser de mayor... quiero ser entrenador, pero no sé aún a qué me quiero dedicar. Si tuviera que elegir una asignatura favorita, igual sería Biología o Educación Física», apostilla.