Desde ruinas hasta un edificio modernista por 630.000 euros: así está el mercado inmobiliario del casco viejo de Santiago
SANTIAGO
Inversores europeos buscan viviendas de lujo para sus estancias en la ciudad
06 oct 2024 . Actualizado a las 12:00 h.En el número 17 de la rúa do Castro, al costado de la facultad de Historia de la Universidade de Santiago, se erige un imponente edificio de cuatro plantas. Aunque la lluvia cae con fuerza, algunos viandantes frenan el paso sorprendidos por sus dos imponentes puertas de madera, pintadas de un intenso color azul. Al alzar la vista, sobresalen sus ventanales y la galería de igual color. La vivienda, diseñada bajo los cánones modernistas, es obra del célebre Manuel Hernández y Álvarez Requero, que fue arquitecto municipal de Compostela entre 1899 y 1910. Construida en 1906, hace poco más de un mes que se convirtió en una de las últimas joyas que esconde el mercado inmobiliario del casco histórico de Santiago. Quien quiera hacerse con ella deberá abonar 630.000 euros, más impuestos. Una millonada, sí, pero que ya ha interesado a inversores de Alemania, Suiza y Noruega.
«Hemos tenido cuatro visitas reales, de gente de fuera, pero otras personas también han pedido información», confirma Alberto Valdés, asesor inmobiliario de la sucursal compostelana de Engel & Völkers, especializada en el sector del lujo. Afirma que funcionó los últimos años como vivienda turística y que, con el cambio de la normativa municipal, sus propietarios decidieron ponerla a la venta. El bajo también cuenta con historia, ya que fue una galería de arte, mientras que el resto de plantas están habilitadas como vivienda. La primera cuenta incluso con una cocina de Santos, una de las firmas de mayor reputación del sector. Completamente rehabilitada, como elemento diferenciador destaca su escalera de caoba, elemento arquitectónico protegido sobre el que aseguran que solo hay una igual, que se encuentra en el Museo do Pobo Galego.
«El mercado en el casco histórico es complicado, ya que es difícil moverse en el coche y las reformas no son sencillas. El 80 % de la gente que nos pide información es de fuera, personas que han hecho el Camino varias veces y que les gusta Santiago. Echan aquí largas estancias y buscan una casa para unos meses al año», confirma Valdés.
Múltiples opciones
El número 17 de la rúa do Castro es, sin duda, el elemento más diferencial que se encuentra actualmente en los portales inmobiliarios, donde se ofrecen desde viviendas que están prácticamente en ruinas, a casas que rondan el medio millón de euros. Ese es el caso de una de 130 metros cuadrados y tres habitaciones en San Paio de Antealtares, que supera los 400.000 euros.
En Porta Faxeira, un piso de 65 metros cuadrados se vende por 219.000 euros; nada fuera de mercado en Santiago, aunque con una particularidad: requiere de una reforma integral. En su mismo estado están buena parte de los bloques ofertados, incluso aquellos que rondan el medio millón de euros. En calle do Castro se ofrece una casa, de 290 metros cuadrados, por 480.000 euros. Aunque el estado del inmueble es óptimo, la cocina tiene que ser renovada por completo. Más barato está un piso, de 50 metros cuadrados, en la Algalia de Arriba, que se ofrece por 185.000 euros y que podría habitarse al instante. Por 700.000 también aparecen varias opciones, incluso un chalé de 410 metros cuadrados. Sorprende una cuestión, en el anuncio se parece más a un almacén completamente destrozado que a una casa.
«Lo que marca que un inmueble tenga salida o no, y más en este momento, es el precio»
Carlos Debasa, de Percent Servicios Inmobiliarios, tiene claro que «el interés por adquirir en el casco histórico de Santiago siempre existe. Es patrimonio de la humanidad y atrae a mucha gente, así como a inversores y a personas de fuera del país». Admite que «que no hay demasiados inmuebles en el mercado, y menos aún en un estado que permita entrar a vivir»; y confirma que «lo que marca que un inmueble tenga salida o no, y más en este momento, es el precio».
«Siempre va a depender de las necesidades de casa uno y de lo que espere de la vivienda, pero si el precio es interesante, da igual donde esté», confiesa Debasa, que cree que incluso los problemas a la hora de realizar reformas quedan en un segundo lugar si el inmueble tiene un coste asumible: «Si cuenta con un precio alto y además el proceso para adecuarlo es largo, pues igual le compensa buscar en otro lugar». Admite que a las personas interesadas en la zona vieja siempre se le recuerda a lo que se enfrentan antes de que compren: «Hay quien sabe que los trámites dan problemas y se ralentizan, pero si es barato, igual les compensa. No es que todo se resuma en el precio, pero altera esa percepción». Cree que un inmueble histórico cuenta con un valor añadido intrínseco, aunque «también cuenta con contrapuntos, como la falta de comercio de proximidad o el tema de los vehículos. Es una balanza que debe compensarte».