El primer Camino de Santiago de Sergi y Rafa con su bebé, de solo 11 meses

SANTIAGO

Sergi (con gorra) y Rafa junto a su hija Nia en un establo del Camino Francés, a su paso por Monterroso (Lugo). Cuentan estos padres primerizos de 32 y 30 años afincados en Porto Cristo que la pequeña «va flipando con todo y cada vez que ve una vaca es un show. Tenemos un dálmata y debe pensar que (las frisonas) son nuestro perro en gigante». Entre muchas anécdotas, en Arzúa la pareja cambió las tostadas del desayuno por pulpo.
Sergi (con gorra) y Rafa junto a su hija Nia en un establo del Camino Francés, a su paso por Monterroso (Lugo). Cuentan estos padres primerizos de 32 y 30 años afincados en Porto Cristo que la pequeña «va flipando con todo y cada vez que ve una vaca es un show. Tenemos un dálmata y debe pensar que (las frisonas) son nuestro perro en gigante». Entre muchas anécdotas, en Arzúa la pareja cambió las tostadas del desayuno por pulpo. CEDIDA

La pareja cumple su décimo aniversario hoy, en medio de una aventura en familia muy especial junto a Nia

25 abr 2023 . Actualizado a las 22:10 h.

Sergi Jaén y Rafa Vega celebran este domingo su décimo aniversario, y lo hacen en medio de una aventura familiar a través del Camino de Santiago junto a su bebé, de solo 11 meses. Cuenta la pareja afincada en Mallorca, dos profesores espíritu alegre y viajero, que Nia llegó a sus vidas en diciembre, tras un proceso de adopción de algo más de dos años. «Nunca te dan una visión muy positiva del tiempo que va a llevar todo, porque depende de muchos factores. Y, que fuese tan pronto, y además una niña de solo 6 meses, fue como una lotería para nosotros porque en estos primeros años son como esponjas», indica Sergi, maestro de infantil de origen catalán.

Su expedición jacobea arrancó en Sarria el jueves, relatan desde Arzúa los padres, a dos etapas de llegar a Santiago: «Nos gusta mucho viajar. La idea era ir fuera de Europa, a Vietnam, pero al no tener la niña pasaporte nos recomendaron que hasta entonces hiciésemos rutas por la Península si había que coger un avión. Desde que la tenemos ya fuimos en coche a Disneyland (París), a Granada, Almería, Valencia y a Barcelona, para visitar a mi familia. Se nos ocurrió la locura de hacer el Camino con ella, teniendo en cuenta en todo momento que Nia es la prioridad. Se lo comentamos a unos amigos que tienen un niño de 3 años y se apuntó también la hermana de ella. Los primeros días fueron perfectos. Hizo muy buen tiempo y estábamos deseando que todos fueran así, pero apareció la lluvia».

Estaban preparados para todo tipo de contingencias, incluida esta, y también dispuestos a abandonar la travesía si algo se torcía o el bebé no lo llevaba bien. Y, aunque tuvieron que hacer una visita al PAC de Portomarín porque la pequeña se puso enferma, han optado por seguir avanzando y hacerlo juntos, «aunque sea de otra manera, en taxi o en autobús». «No esperábamos que pasase esto, porque nunca se había puesto antes mala, pero con niños hay que tener estas cosas en cuenta», comenta esta familia moderna de peregrinos que está despertando gran admiración en el Camino Francés. «Nos paran para hacerse fotos con la niña y nos llaman héroes. ‘Si para nosotros ya es una penitencia, no quiero imaginarme hacer esto con un bebé', nos dicen. Muchos otros creen que es una locura viajar con una niña tan pequeña porque ni siquiera se va a acordar, y nosotros siempre contestamos que igual ella no, pero nosotros sí».

Explican que han hecho un esfuerzo en logística. Llevan un carrito de montaña de 15 kilos que se puede convertir en cama, con un colchón a medida en el que Nia va entretenida con sus juguetes y les hace de cambiador, además de una mochila de porteo que pesa vacía 2,5 kilos. Entre sus dos mochilas cargan con otros 14 kilos y han renunciado a llevar más ropa suya para dejar sitio a pañales, leche en polvo y más mudas para la pequeña. También han optado por dormir en albergues con habitaciones privadas para mayor comodidad de la niña y evitar molestias a otros peregrinos por las noches.

«Volveremos cuando sea un poquito mayor y pueda hacer algún tramo caminando», indica Sergi, sorprendido gratamente por la generosidad que hay el Camino, no solo por parte de otros peregrinos sino también de los vecinos. «Hablan mucho de lo agradable que es la gente de sur, pero aquí nos hemos encontrado en los pueblos con personas de 10, súper amables y dispuestas a ayudarnos en todo», destaca. ¿Y recomendarían la experiencia a otros padres con bebés? «Sí, siempre y cuando sepan los pros y los contras, y sabiendo que lo principal es siempre que el niño esté bien y no anteponer nuestros objetivos por delante de él. Seguramente hubiéramos disfrutado de otras cosas sin Nia, por ejemplo del ambiente de los albergues y las charlas que compartes al llegar, pero lo hemos vivido de otra forma, también muy bonita. Vamos sin prisas y disfrutando del Camino, aunque pueden surgir un montón de inconvenientes», responde el catalán, quien espera poder llegar el lunes al Obradoiro. «...Y, si sale el sol, ya sería la monda lironda, pero si no nos adaptaremos y buscaremos alternativas. Lo importante es estar todos bien para disfrutar del viaje», recalca.