Qué puedo hacer con un edificio enorme

SANTIAGO

21 ene 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno sabe qué hacer con un local de pequeñas dimensiones. Montar una heladería, si el sitio se presta, y a explotar el negocio. O abrir un bar y a tirar cañas. Pero un enorme edificio de casi trescientos metros de largo, 50 de ancho y 19.000 metros cuadrados de superficie requiere, antes de nada, tener una buena cuenta corriente y llamar a Suiza o al banco en el que esté depositada para conocer el alcance económico. Y luego ponerse en la actitud del pensador de Rodin para meditar un negocio de altos vuelos en ese espacio. Que puede ser precisamente de eso, de altos vuelos, a tenor de las propuestas que aterrizaron en los medios de comunicación en las últimas fechas.

Fue en la época del alcalde Ángel Currás cuando surgió desde Raxoi el proyecto del centro de formación aeronáutica, y el exregidor puso realmente empeño en trasladársela a la ministra Ana Pastor, acompañada de un informe justificativo de la idea. Currás aguardó ansioso una respuesta de Pastor, pero los avatares judiciales abreviaron su mandato y el centro aeronáutico pasó a una estantería. Y eso ya fue un paso adelante, porque las demás ideas fueron a parar directamente al cubo de la basura. Aena, según le refirieron representantes de la sociedad estatal a este medio, se hartó de ver desfilar iniciativas de orígenes dispares, sin un análisis sólido detrás y con un cortísimo período de caducidad dentro de la terminal.

Y en esas estamos. Aena ya ha dicho que quiere cosas serias y acomodaticias. Es decir, que se acomoden al recinto aeroportuario en el que tendrán que ubicarse. La sociedad estatal es clara: gente de voluminosas carteras reúnen más posibilidades de recalar en ese inmenso inmueble, pero Amancio Ortega tiene sus ojos en el barrio de St James y en Manhattan. ¿Y desde el ámbito institucional? Claro, claro, también, pero con un proyecto bien envuelto. A Madrid llegaron propuestas de partidos vinculadas en su mayor parte a las áreas aeronáutica y expositiva. Ayer mismo los socialistas aludían a un campus universitario aeronáutico que comentaron con el rector.

Y entonces el alcalde alzó su voz en el gallinero: «Hai que manter unha posición única de cidade e defender unha proposta de conxunto que nos pareza razoable». Es lo que viene siendo el consenso. Bueno, pues a consensuar, y sin miedo a que otros se adelanten con sus iniciativas. Si el consenso fuese el argumento decisivo, seguramente la ciudad estaría celebrando ya en el Obradoiro el fin del abandono de la terminal. Pero para Fomento es una cáscara vacía, y el propio regidor le ha puesto una coda musical a su oferta compartida: propondremos una idea brillante, pero el edificio no es nuestro. Cierto, pero algún día debería serlo.