Catú y Javi Moreno se perderán el partido del sábado en San Lázaro ante la Arandina por acumulación de amonestaciones
30 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.El Compos se ejercita con la vista puesta en el año 2016, con la necesidad, reconocida por todos los estamentos, de cambiar la dinámica con la que termina 2015. El día 4 se abre el plazo para hacer fichajes en el mercado de invierno y la secretaría técnica trabaja tanto en la lista de bajas como en la de posibles incorporaciones. Y, mientras no se concreten las primeras, no habrá novedades en el capítulo de las altas.
A expensas de como se puedan ir concretando los cambios, el entrenador, Alberto Mariano Estévez, tiene claro lo que busca: un centrocampista de jerarquía, buen pasador; un futbolistas que inyecte más velocidad en las bandas; y un delantero de un perfil diferente al que ofrecen los dos arietes, Orbegozo y Gerard.
Ha pasado ya sus informes sobre fichajes que están en el radar azul y blanco, independientemente de que puedan cuajar o no las gestiones, porque la última palabra será del club.
En todo caso, el técnico está convencido de que «con un par de buenos resultados se vería un equipo distinto, un Compostela mejor». Y esa es una asignatura pendiente hasta la fecha.
La primera oportunidad para intentar aprobarla llega este sábado, a las 18 horas, frente a la Arandina. El central Catú y el medio centro Javi Moreno serán baja por sanción. Alberto Mariano espera poder contar con todos los demás, a expensas de ver como evoluciona Sergio Sánchez, que sale de una lesión, y Goti, que sufre molestias estomacales y todavía no ha podido trabajar con el grupo.
En el conjunto burgalés militan dos viejos conocidos de la afición compostelanista, los centrocampistas Manu Rodríguez y Gonzalo.
Alberto Mariano advierte de que es un equipo «con un sector central bastante fuerte, peligroso a balón parado», que tiene su principal referencia ofensiva en Pau Franch, un delantero que «lo mismo viene a recibir, se gira y sale que entra al remate».
El técnico del Compos no quiere poner ninguna presión añadida al último partido de la primera vuelta, pero anhela que pueda servir «como punto de inflexión para convertir San Lázaro en un fortín».