Patrocinado por:

«É moito máis heavy que matar marcianos»

OCIO@

Pedimos al grupo Ruxe-Ruxe que le metiese caña al «Guitar Hero» y al «Rock Band 2». Dieron su concierto, alucinaron con los dos juegos y sentenciaron: «Algo mellor o primeiro»

30 ene 2009 . Actualizado a las 14:56 h.

El videojuego se reinventa. Manda la crisis. La industria mata al marciano y al monstruo, aparca al jugador hardcore y bombardea al casual con productos imaginativos. El último bombazo, los juegos musicales. Guitar Hero World Tour y Rock Band 2 lo tienen todo para que te cuelgues una Stratocaster y te marques unos punteos con tu grupo favorito. Da igual que no sepas tocar. Vale con seguir las indicaciones en la tele, es como un karaoke musical. Y si se apuntan los colegas, mejor. También hay sitio para bajo, batería y vocalista.

Para comparar los dos juegos pedimos a los compostelanos de Ruxe-Ruxe, fanáticos de la Play, que les diesen caña y se mojasen. Rock y punk en la coctelera de la banda gallega para testar el repertorio hevilocho de este software. Y el veredicto fue el siguiente: mejor el Guitar Hero, visualmente más moderno, pero con matices; la guitarra del Rock Band está más lograda.

La cita, en la tercera planta de El Corte Inglés de A Coruña, sin trampas y a la vista de un público de lo más ecléctico. Turno en primer lugar para el Guitar Hero World Tour. Algunos ajustes, tanteos iniciales... hasta que sacude toda la planta de juguetes el grunge underground del About a Girl, de Nirvana. En la tele, una especie de Jimmy Hendrix virtual lidera a la banda ante un público catódico muy entregado que contagia a los Ruxe-Ruxe.

Ritmo para principiantes

El primero en motivarse, Martín, guitarra del grupo: «¡Como vai a peña! ¡Ca-len-tí-si-ma! Espera, espera que isto vai ser máis importante que o próximo festival», le suelta a Vituco, vocalista, pero que intenta cogerle el punto a la batería.

Las primeras impresiones son técnicas. «O xogo, no nivel básico, fai unha selección das notas da guitarra. Tocas algunhas, pero non todas, e iso non me convence», advierte Martín. A Vituco le mola algo más: «Esta batería está ben para coller o ritmo. Métecho no corpo, é unha boa axuda para a xente que comeza a tocar».

El verdadero batera del grupo es Álex Sevilla, que empieza a disfrutar. Antes de probar los platillos se mete un poco con su compañero, al que le sale volando una baqueta: «¡Atención al estilo de Vituco!». Buen rollito. El vocalista se va formando una opinión: «Hoxe saímos de aquí cos dos xogos. Están tremendos». Y Martín, a la guitarra, sigue por libre: «¡Mira que coordinación, non o podo crer!».

Poco realismo

Arrecian las críticas. «O xogo che ten moi atrapado e aos músicos vailles gustar, pero a guitarra debería parecerse máis a unha de verdade», censura Martín. Sevilla le pone mejor nota a la batería: «Me flipan estas historias. Non ten moito que ver coa realidade, pero a sensación conseguida co xogo me encanta. Méteche dentro do concerto e a batería está moi ben para iniciarse».

Con el Up Around the Bend, de la Creedence, llegan nuevos músicos, dos chavalitos de unos siete años que prometen feroz competencia. Vituco da por perdida la batalla antes de que se libre: «Seguro que xogan mellor ca nós». Y confiesa: «Nós dámoslle ben ao Pro Evolution Soccer», con partidos de hasta seis horas los domingos.

Mientras suena aún el swamp rock de la Creedence llega el momento friki del concierto. Lo pone Hortensia, una abuela algo perdida en busca de Pocoyó. «¿Pero qué música é esa? Saca de aí, non me gusta». Sus nietos se quedan sin guitarras.

«Botáronme, tío». Vituco pierde el ritmo de la batería y el juego lo expulsa después de una amonestación. «Estás nominado», acusa Sevilla. «Moita presión, tío», replica el batera. Los Ruxe-Ruxe descubren el lado realista del Guitar Hero, y les mola. «Ben, xa só falta que alguén chegue tarde ou mamado e xa é como un grupo de verdade», apostilla Martín.

Vituco da una explicación algo más técnica. «Está ben logrado ?comenta?. Cando fallo eu prexudico tamén ao Sevi, rebento a canción e iso ten moito que ver co que pasa nun grupo de verdade».

Cambio de consola

El traslado al Rock Band 2 llega de la mano de The Clash y su Should I Stay or Should I Go. Contagia al público, que hace corro, y al propio grupo. Levantan las piernas, siguen el ritmo con la cabeza y se meten en la piel del concierto. «É moito máis heavy e divertido que matar marcianos», resume Vituco, entusiasmado con el segundo juego.

Sin embargo, el Rock Band supone un pequeño bajón. Está menos evolucionado en la imagen virtual. «Os gráficos están máis logrados no outro xogo, aínda que me gustan os dous. E a batería é mellor a do Guitar Hero porque ten os pratos e iso agradécese», expone Sevilla.

«Pon aí que quedou enganchado», apunta Martín. En efecto, el Rock Band se ha bloqueado, así que llega el clásico apaga y enciende. El repertorio de ambos juegos es similar, sobre todo por estilo, así que para un vocalista no hay grandes diferencias. Estos videojuegos son para él exactamente lo mismo que un karaoke.

Pero no todas son desventajas en el Rock Band. «A guitarra é máis completa, é algo mellor que a outra e ten máis dificultade», matiza Martín.

Con Creep, de Radiohead, Sevilla descubre que el juego le deja margen para improvisar. «Ah, vale, vale... ¡qué bueno!», y se suelta con un solo espectacular con el que se acaba el concierto.

El colofón lo pone el mánager, Nicolás: «Todo moi ben, pero faltou o whisky nos camerinos». Otra vez será.