Vilaboa «redescubre» las verdaderas salinas do Ulló, que no están donde se creía en la ría de Vigo

Marcos Gago Otero
marcos gago VILABOA / LA VOZ

VILABOA

La estructura principal que se creía que formaba parte del proceso de extracción de la sal nunca estuvo vinculada a esta actividad

24 mar 2023 . Actualizado a las 08:04 h.

Las salinas do Ulló, en Paredes, que tradicionalmente se asocian al gran vaso principal del recinto que se encuentra en el fondo de la ría de Vigo, en el término municipal de Vilaboa, no son las salinas históricas que estuvieron en funcionamiento entre los siglos XVII y XVIII. Las verdaderas salinas se encuentran en el recinto paralelo, actualmente convertido en marisma, entre el acceso principal a este entorno natural y el complejo de edificaciones de A Granxa. Es decir, el camino de tierra que los viandantes utilizan para dirigirse, por el margen derecho del vaso principal, delimita realmente el trazado de la salina original.

¿Qué es entonces ese vaso principal? Pues resulta ser el recurso acuífero que aprovechó en el siglo XIX el ingeniero Cazaux para dar energía a un molino de mareas que suministraba electricidad a su casa.

Esta es una de las conclusiones del trabajo histórico sobre este tramo costero, que también incluye las salinas de Larache, y que presentaron el alcalde César Poza (PSOE) y la edila Carmen Gallego.

El proyecto se puede ver en la web www.salinasdoullo.gal, y es el resultado de una iniciativa dirigida desde el Instituto de Historia del CSIC, bajo la dirección de Brais Currás. Su ejecución la hizo la empresa Tempos Arqueológicos, con Mario César y Francisco Alonso y su financiación corrió, en su mayor parte, con la aportación de una subvención del Grupo de Acción Local do Sector Pesqueiro (GALP) de la Ría de Vigo.

Al consultar esta web, que permite hacerlo en tres idiomas —gallego, español e inglés—, también se accede a un apartado de realidad aumentada, que permite al visitante adentrarse en el pasado de este recodo de la ría viguesa en dos momentos puntuales de su historia: el siglo XVII cuando se extraía sal y el XIX cuando se usó para producir luz eléctrica. En la propia Paredes, sobre el terreno, así como en Larache, se han colocado carteles que explican los hallazgos y también disponen de un código QR que permite al visitante acceso inmediato, desde un móvil, a la propuesta de realidad aumentada y a toda la información disponible sobre este entorno costero.

La concejala Carmen Gallego explicó que el trabajo para la valorización de las salinas de Paredes y su entorno litoral implicó a un equipo de historiadores que examinaron la documentación, escasa y dispersa, que se refiere a este complejo marítimo industrial. Los resultados fueron sorprendentes y obligan a replantearse todo lo que se pensaba y creía sobre este espacio.

«As salinas históricas son o espacio interior, a bancada exterior non son as salinas, senón a estrutura que se usou para o funcionamiento do muiño de mareas do século XIX», indició Carmen Gallego. 

El comercio de la sal era una de las actividades más lucrativas en siglos pasados, ya que desprovistos de neveras y congeladores, el hielo y la sal eran los únicos productos capaces de evitar la corrupción de la carne y de otros alimentos. A principios del siglo XVII el entorno que hoy conocemos como las salinas do Ulló era un recodo marítimo de la ría de Vigo, que fue cerrado por el oeste por Melchor Mosquera, que consiguió el privilegio real para poder acometer estos trabajos y explotar la extracción de la sal. Estas son las salinas históricas, que se extendían por cinco subdivisiones en el lado hacia el interior paralelo al recinto principal del complejo moderno. Estas salinas pasaron a manos de los jesuitas, a quienes le fueron donadas por Mosquera, en 1694. 

Un fracaso industrial que creó un entorno natural único en la ría de Vigo

Las verdaderas salinas do Ulló están aquí, en un recinto paralelo al gran vaso principal en este tramo costero al fondo de la ría de Vigo
Las verdaderas salinas do Ulló están aquí, en un recinto paralelo al gran vaso principal en este tramo costero al fondo de la ría de Vigo MARTINA MISER

Los jesuitas aprovecharon las estructuras heredadas de Mosquera y las ampliaron. También en esta época se dotó al extremo más al interior de un dique que regulaba el agua dulce del río que desemboca en este entorno, para que su caudal no interfiriese con el recinto de las salinas. 

Los jesuitas, sin embargo, no mostraron excesivo entusiasmo por su explotación de sal, que fue perdiendo peso cada vez más hasta dejar de funcionar a mediados del siglo XVIII. Es decir, las salinas do Ulló estuvieron solo en funcionamiento y productividad durante apenas unas décadas. La marisma fue recubriendo los sucesivos vasos y las mareas se ocuparon del resto, de tal forma que hoy en día apenas es perceptible lo que ocultan la arena, el espeso matorral y las mareas. 

Sin embargo, no acabaron así las relaciones entre los vecinos de Vilaboa y los jesuitas. Los vecinos pleitearon en numerosas ocasiones contra las pretensiones de la orden religiosa, que estaba muy interesada en la explotación agrícola del entorno y que quería aprovechar la mano de obra de los agricultores de las parroquias próximas. Lograron la victoria los vecinos, aunque a costa de pleitos casi interminables. La disolución de la orden de los jesuitas y su expulsión de España por orden del rey Carlos III significó el final de una relación muy tormentosa entre la Compañía de Jesús y los vecinos de Vilaboa. Las salinas cayeron en el más absoluto abandono y aunque a lo largo del siglo XIX hubo intentos por relanzar su explotación, no llegaron a plasmarse en hechos.

El muro de cierre de Cusó, que recogía el agua de la ría de Vigo y se usaba en bajamar para mover el molino de mareas, en Vilaboa
El muro de cierre de Cusó, que recogía el agua de la ría de Vigo y se usaba en bajamar para mover el molino de mareas, en Vilaboa CONCELLO DE VILABOA

A finales del siglo XIX se presenta en Paredes un ingeniero francés, Felipe Augusto Cazaux, que participó en obras del ferrocarril en Redondela y Tui. Hizo su casa en este lugar tan especial de la ría de Vigo y decidió dotarla de electricidad, pero el problema era cómo conseguir dotar de energía suficiente a la maquinaria en un lugar tan apartado de los núcleos de población. No se rindió Cazaux, que optó por autoabastecerse aprovechando la fuerza del mar. Fue él quien dirigió la construcción del muro de cierre del vaso principal en este entorno de la costa, que hasta ahora se pensaba que era parte de las salinas históricas, y edificó un molino de mareas junto a su casa, una estructura que facilitaba la energía eléctrica para su vivienda. En la actualidad, solo sobreviven el muro, convertido en una galleguizada banca de Casó, por Cazaux, y las entradas y salidas del agua. Pese a todas estas peripecias, a nadie se le escapa que sean salinas o un recinto para proveer de agua al molino de mareas, este tramo costero es, hoy por hoy, uno de los principales atractivos turísticos de Vilaboa y de la ría de Vigo.