El Sherlock de Poio que triunfa en India

Alfredo López Penide
López Penide POIO / LA VOZ

POIO

Raúl Villamarín, junto con el resto de miembros de Irians, han investigado 17 asesinatos y dos casos de terrorismo

06 abr 2016 . Actualizado a las 09:36 h.

Al igual que lo fue en la ficción Sherlock Holmes con el inspector Lestrade de Scotland Yard, Raúl Villamarín y el resto de componentes del instituto Irians son una suerte de asesores externos de la policía de Bombay (India). Según explicó este vecino de Poio, por el momento, han intervenido en la investigación de diecisiete asesinatos -«con un margen de resolución de entre siete y 48 horas desde que un archivo nos llega a la oficina», apuntó-, así como en dos casos de antiterrorismo con Bangladésh y Pakistán, y cuatro robos a mano armada en Bombay y Bengaluru, localidad al sur de la India.

La última de sus intervenciones se produjo hace escasos días con la resolución definitiva del «caso más frustrante para la policía india, el asesinato de una niña en Bombay por su tío a causa de celos». En un primer momento, fue arrestado Clarence Fonseca, de 42 años, por el crimen de Franshela Vaz, de apenas 8, pero a los investigadores les quedó la sensación de que podía haber alguien más involucrado. El tiempo fue pasando y el caso no avanzaba, por lo que, según dejó entrever Villamarín, requirieron, de nuevo, su intervención. A principios de la semana pasada, se consideró concluida una investigación que, «al final, ha involucrado a dos sospechosos más» con ramificaciones con la «mafia y el tráfico de estupefacientes entre Europa e India».

Villamarín, que es considerado como un detector humano de mentiras, precisó que fueron cruciales los tests de perfilación psicológica practicados a los testigos. A grandes rasgos, se trata de aplicar la psicología a la hora de estudiar la conducta de los potenciales sospechosos y, de este manera, identificar a los autores de un delito. Se trata de deducir a partir de microexpresiones, el contexto, los gestos... cómo se pudo haber producido un crimen y si la persona que el investigador tiene delante fue el autor.

Precisamente, los conocimientos en neurociencia que tienen los integrantes en Irians fueron los que les abrieron las puertas de los distintos estamentos policiales. Raúl Villamarín recuerda cómo, al poco de instalarse en Bombay, realizaron «visitas constantes a varios departamentos de policía», cuyos responsables pronto «mostraron un gran interés por el área de la comunicación no verbal, la psicología, y el reconocimiento y la perfilación del comportamiento humano».

De este modo, pudieron dirigir varias sesiones formativas a agentes de distintas unidades, desde la propia policía de Bombay hasta el CBI o Oficina Central de Investigación, en sus siglas en inglés. Paulatinamente, el personal de estos cuerpos aprendieron algunas técnicas que pudiesen aplicar a su vida laboral.

El problema con el que se encontró Raúl Villamarín fue que sus interlocutores no eran profesionales, ni expertos, por lo que tuvieron que explorar otras vías para poder aplicar sus conocimientos a la investigación criminal. La solución que encontraron fue involucrarse directamente en la labor policial, una decisión en la que fue crucial la figura de Atul Kulkarni, Commissioner of Police en Bombay: «Dándonos vía libre, me comunicó personalmente que requería nuestra colaboración como una introducción de la neurociencia y la psicología aplicada al sistema policial de la India».