Prisión para el acusado de acuchillar a una mujer en Marín por «mandato del diablo»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

La víctima aseguró vivir con miedo: «Ahora tengo que caminar con el móvil levantado y la cámara activada por si me atacan por detrás»

22 feb 2024 . Actualizado a las 15:38 h.

Con la voz entrecortada, asegura que hasta que fue víctima de las cuchilladas que en febrero del año pasado estuvieron a punto de acabar con su vida nunca pasó miedo por pasear, incluso, por calles oscuras de Marín. Doce meses después del brutal ataque que este jueves se dirimió con un acuerdo de conformidad en la Audiencia de Pontevedra, esta mujer reconoce que su vida ha cambiado sustancialmente: «Ahora tengo que caminar con el móvil levantado y la cámara activada por si me atacan por detrás», explica a las puertas de vistas haciendo el gesto de levantar el terminal activando el modo selfie.

Minutos después, Alejandro Dapena aceptaba una pena de tres años y seis meses de prisión por un delito de asesinato en grado de tentativa con la agravante de alevosía y la eximente incompleta de alteración psíquica. De igual modo, y a la hora de rebajar los ocho años que se solicitaban inicialmente, el fiscal aplicó una atenuante de reparación del daño al haber consignado el acusado parte de las indemnizaciones.

CAPOTILLO

El acuerdo de conformidad comprende, igualmente, la prohibición de aproximación a menos de 350 metros y comunicarse con la víctima durante cinco años, e idéntico período de tiempo de libertad vigilada. En cuanto a las indemnizaciones, deberá abonar a la víctima 1.773.52 euros por las lesiones y 11.346 euros por las secuelas estéticas, así como otros 12.000 euros por daños psicológicos -el acusado ya abonó algo más de 13.300 euros a la marinense-, mientras que tendrá que asumir los 8.641,78 euros derivados de los gastos de la asistencia sanitaria prestada por los facultativos del Sergas.

CAPOTILLO

La agresión

Fue el 13 de febrero del 2023 cuando, en torno a las nueve y media de la mañana, Alejandro Dapena se abalanzó sobre una vecina de Marín con la que «non mantiña ningún tipo de relación». De forma totalmente sorpresiva y, por tanto, tratando de eliminar por completo sus posibilidades de defensa, arremetió con un cuchillo contra ella por la espalda propinándole distintas puñaladas en tórax y cuello. En su escrito de acusación, el fiscal añade que la mujer, «tratando de repeler a agresión, chegou a caer ao chan, onde o procesado a seguiu acoitelando, ata que [esta] conseguiu arrincarlle o coitelo e arroxouno a unha finca próxima».

CAPOTILLO

Como consecuencia del ataque, la víctima «sufriu feridas de diversa profundidade e aproximadamente un centímetro de lonxitude en ambos lado do tórax, caluga, cara lateral dereita do pescozo, rexión lumbar, axila dereita, mama esquerda, as mans e nas pernas. Tamén sufriu neumotórax bilateral, hemotórax, neumomediastino, efisema subcutáneo na parede torácica e no pescozo».

Por su parte, se constató que, en aquel momento, Alejandro Dapena, quien padece un trastorno esquizoafectivo, presentaba «unha descompensación psicótica activa, de tal forma que padecía unha alteración importante da realidade que lle impedía comprender e interpretar axeitadamente o seu entorno, e de obrar libremente segundo esta comprensión». De hecho, tras su detención, distintas fuentes confirmaron que el acusado sostuvo que «el diablo le dijo que tenía que matar a alguien».