El herpes zóster: la infección dolorosa que puede producir complicaciones

Cristina Barral Diéguez
cristina barral PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

Un hombre de 65 años recibe la primera dosis de la vacuna contra el herpes zóster en el centro de salud Virxe Peregrina de Pontevedra
Un hombre de 65 años recibe la primera dosis de la vacuna contra el herpes zóster en el centro de salud Virxe Peregrina de Pontevedra C.S.

Personas de 65 y 80 años del área sanitaria de Pontevedra y O Salnés ya se vacunan contra el virus

16 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado 10 de abril empezó en el área sanitaria de Pontevedra y O Salnés y en el resto de Galicia la vacunación contra el herpes zóster. En esta fase se pinchará a aquellas personas que cumplen en este 2023 los 65 y los 80 años. El objetivo de esta vacuna es evitar o al menos reducir el riesgo de padecer la infección causada por el virus varicela-zóster, que es el mismo que provoca la varicela, de ahí su nombre. Quien lo cuenta es el jefe de servicio de medicina preventiva del Complexo Hospitalario Universitario de Pontevedra (CHOP), Javier Paz Esquete, que explica cuáles son los síntomas del herpes zóster y por qué es recomendable vacunarse.

«Cuando uno pasa la varicela, el virus se queda, va a permanecer con nosotros toda la vida. Por decirlo de manera coloquial, se acantona en el sistema nervioso, en los ganglios nerviosos, en estado latente. Pasado algún tiempo, en aproximadamente un 20 % de las personas que tuvieron varicela, y sobre todo a partir de los 50 años, el virus puede reactivarse, produciendo el denominado herpes zóster», subraya el médico. Detalla que no es habitual que la enfermedad afecte a todo el cuerpo, sino solo al territorio correspondiente al ganglio en el que el virus se ha reactivado. Aunque puede brotar en cualquier lugar, la localización más frecuente es el tórax, afectando a medio cuerpo desde la columna hasta el esternón, una franja de ampollas en el lado izquierdo o derecho del tórax. «En personas inmunodeprimidas puede aparecer el llamado zóster diseminado, en el que se ven afectadas simultáneamente varias partes del cuerpo», afirma.

¿Cuándo se puede sospechar que es un herpes zóster? Javier Paz relata que el dolor suele ser el primer síntoma, antes de aparecer las lesiones cutáneas. «Para algunos pacientes puede ser muy intenso. Es relevante tener en cuenta que, según la localización del área dolorida, antes de que aparezcan las erosiones y ampollas, el dolor puede confundirse con problemas del corazón, los pulmones o los riñones».

Neuralgia posherpética

También deja claro el especialista que, salvo situaciones muy excepcionales, el zóster no suele poner en riesgo la vida. Sin embargo, sí puede ser muy doloroso y producir complicaciones importantes. «La más común es la denominada neuralgia posherpética, que hace que el dolor dure mucho tiempo después de que las lesiones cutáneas desaparezcan. Otras complicaciones que pueden aparecer son: infecciones de la piel si las ampollas no se tratan adecuadamente, neumonía, pérdida de visión si afecta al ojo, y también otros problemas neurológicos (parálisis facial, alteraciones del equilibrio, encefalitis…), ya menos frecuentes».

Personas de 65 y 80 años son las primeras en pincharse. La vacuna está indicada para la prevención del herpes zóster y de la neuralgia posherpética (su principal complicación) en adultos por encima de los 50 años, y también en mayores de 18 que presentan condiciones de riesgo, fundamentalmente inmunosupresión. «A estos últimos ya los estábamos vacunando. En lo que se refiere a la edad, entiendo que el empezar por esos grupos responde, por un lado, al hecho de que el riesgo de precisar hospitalización como consecuencia del zóster y sus complicaciones se incrementa sobre todo a partir de los 60 años, aumentando paulatinamente a medida que se envejece, por lo que procede priorizar a los mayores».

La referencia del neumococo

Por otro lado, apunta el facultativo, tanto por cuestión de disponibilidad de dosis como para planificar la vacunación de forma organizada, «parece conveniente ir citando gradualmente a nuestros mayores, como en su momento se hizo, por ejemplo, con la vacuna frente al neumococo». En este caso, en línea con lo recomendado en el calendario de vacunación para toda la vida aprobado por el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, se ha optado por empezar por los que en el 2023 cumplen 65 y 80 años, con la idea de ir captando posteriormente de forma progresiva al resto de mayores.

Captación activa en los ambulatorios para los pinchazos 

En el centro de salud Virxe Peregrina de Pontevedra empezaron el 10 de abril con la vacunación contra el herpes zóster. Explica su jefa de servicio, la doctora Coro Sánchez, que «la captación es activa por parte de enfermería y de facultativos». Precisa que la vacuna se pincha en un brazo, al igual que cualquier otra, y que se administra una segunda dosis a los dos meses de la primera.

El jefe de medicina preventiva del CHOP, Javier Paz, señala que la vacuna también está indicada en mayores de 80 años y que entiende que «se recaptarán progresivamente en el futuro». La edad influye y mucho, dice el facultativo, en la gravedad de los efectos del herpes zóster. Da algunas cifras. «Uno de cada cinco varones y una de cada cuatro mujeres padecerá zóster entre los 50 y 85 años. Por encima de los 85 años, hay estudios que muestran un riesgo del 50 % o más. También se incrementa el riesgo de padecer complicaciones», expone el médico. Que añade que «más del 60 % de las hospitalizaciones por zóster y más del 80 % de los ingresos por neuralgia posherpética se concentran en los mayores de 60 años».

Porcentaje de defunciones

En lo que se refiere a mortalidad, aunque es muy raro que el padecer zóster lleve al fallecimiento, «hay que señalar que el 97 % de las defunciones por esta patología ocurren en mayores de 65 años».

Quien haya sufrido un herpes zóster sabe lo que puede llegar a ser ese dolor neuropático que se puede prolongar incluso varios meses. Es la neuralgia posherpética. «Es una complicación muy dolorosa que se prolonga efectivamente a veces durante meses, incluso años, aunque esto último afortunadamente no es muy frecuente. Para algunos pacientes es un auténtico tormento, y puede resultar incluso incapacitante», asegura el jefe de medicina preventiva del Complexo Hospitalario pontevedrés.