Estas sí son las guerreras azules

Nieves D. Amil
NIEVES D. AMIL PONTEVEDRA / LA VOZ

PONTEVEDRA

CAPOTILLO

Un cruce amistoso el Día de la Mujer fue el germen para formar el primer equipo sénior del Teucro. Buscan patrocinador tras inscribirse en Primera Autonómica

21 jul 2020 . Actualizado a las 17:05 h.

Apenas le hicieron falta 24 horas para reunir a un grupo de compañeras y poner su sueño en marcha. La pasión por el balonmano ya venía de serie en estas 14 jóvenes que este año se han inscrito en la Primera Autonómica bajo el paraguas del Teucro. Todo empezó, como no podía ser de otra manera, el 8 de marzo, el Día de la Mujer, cuando una de las integrantes del equipo femenino de veteranas -formado por madres y antiguas jugadoras- enviaron un mensaje a un par de ex jugadoras para organizar un partido amistoso.

No sabían Alba Piñeiro, María Torres y Paula Baltasar que en esa jornada estaría el germen de un proyecto que destila ilusión. Y es que esta palabra es la que más veces repiten cuando se les pregunta por qué han decidido formar el primer equipo sénior femenino de balonmano en la ciudad después de años sin representación. «Nos hace muchísima ilusión jugar, nos gusta el club al que siempre estuvimos vinculadas, somos todas (menos tres) ex jugadoras del Teucro», apunta Piñeiro.

Ni las dificultades que atraviesan los clubes por las consecuencias de la pandemia logran frenar el arranque de estas jóvenes, que las únicas dificultades que han encontrado es buscar financiación para un proyecto que necesitará entre diez mil y catorce mil euros. «Esa es la parte más dura», apuntan estas jugadoras de entre 18 y 21 años. En el Teucro han encontrado más que respaldo. Era un anhelo del equipo directivo desde hace años. De hecho, cuando Carlos García-Alén presentó su dimisión reconocía que la única espinita que tenía clavada después de nueve años en el Teucro era no poder haber formado un equipo femenino. Hubo varios intentos desde entonces que acabaron en nada hasta que estas chicas se pusieron la pista por montera.

Se criaron en la cantera del Teucro, pero explican que ahora cuando llegan a cadetes hay un vacío y o dejan el equipo o buscan alternativa en otro club. Alba, María y Paula llevan un año sin jugar, pero antes de este parón obligado han estado en el Rasoeiro, SAR y Cangas, respectivamente. Ahora están felices de volver a «nuestra casa».

Un impulso esperado

Hablan de Begoña, una jugadora veterana a la que llaman con cariño su madre deportiva, como impulsora de un proyecto al que ellas dieron forma y les permite volver al balonmano y al Teucro, del que muchas siguen siendo socias. Les queda saber quién será su entrenador, cuando empezarán la liga y si tendrán muchos patrocinadores, pero esas dudas las disipan con las ganas que le están poniendo. «Estamos haciendo un vídeo que es una especie de homenaje al equipo A recreando nuestra situación para animar a los patrocinadores», explica Paula Baltasar, que reconoce que la disciplina deportiva es la mejor fórmula para organizarse. «Nos ayuda a estar centradas, desde que era pequeña mis padres siempre me decían que hay que practicar deporte y estudiar. Y siempre fue así, además es una forma de desestresarnos», comentan estas jóvenes.

Paula Baltasar está estudiando Educación Primaria en la facultad de Ciencias de la Educación y del Deporte, mientras Alba Piñeiro está en tercero de Medicina y María Torres esperaba ayer la nota de selectividad para matricularse en Biotecnología o Medicina. Y así el resto de chicas que forman este equipo pionero en tiempos de covid. Tania Pombo, Iria González, Julia González, María Paz, Raquel Muñoz, Belén Troitiño, Lucía Vidal, Ana Fernández, Miriam Blanco, Sabela García y Sara Domínguez se suman a Alba, María y Paula. Son esas 14 deportistas que saltarán a la pista detrás del escudo del Teucro. «Será una categoría complicada, A Cañiza se reforzó mucho porque el año pasado no ascendió y habrá siete equipos nuevos», comenta Piñeiro.

Las tres hablan para La Voz en nombre de sus compañeras y ya piensan en el primer día que pisen la pista. «Será con muchos nervios, como cuando empezamos siendo unas niñas y nuestros padres estaban en las gradas. Luego ya cogeremos el ritmo de unos movimientos que tenemos interiorizados», concluyen estas guerreras azules, que aseguran que además de compañeras de equipo, «somos amigas».