La otra pesca del Pesca 1 en las Rías Baixas

J.R. VIGO / LA VOZ

PONTEVEDRA

ÓSCAR VÁZQUEZ

El Servizo de Gardacostas fiscaliza cada palmo del litoral del sur de Galicia desde el cielo buscando barcos de todo tipo que usan cualquier argucia para coger más y mejores capturas

25 feb 2019 . Actualizado a las 12:51 h.

La primera línea roja de la pesca está a 100 metros. Pero no de la costa, sino de profundidad. Los barcos, ya sean arrastreros o de nasas, tienen prohibido pasarse tan solo unos centímetros de la marca fijada. Todo puede controlarse con GPS, cada bote dispone de uno para clavar sus coordenadas desde que sueltan amarras. Pero hecha la ley, hecha la trampa, y más en el sector marítimo, curtido en bordearla en forma de topes, vedas y contabilidad.

Fernando Berride es uno de los inspectores que fiscaliza, en directo, el buen o mal hacer de cada tripulación. Lo hace desde el Pesca 1, helicóptero de Gardacostas con base en Vigo que supervisa, y presta auxilio, desde el Miño a la Costa da Morte. «En la zona de Cíes, detrás de la islas, suelen dar problemas los arrastreros que van a la cigala, faenan sobre la línea de 100, se la juegan, a veces son zonas de crías», explica antes de añadir: «Aquí, con los equipos del helicóptero, tomamos la posición del pesquero, vemos el folio, y anotamos la hora a la que se detectan, sus coordenadas y el tipo de arte que usan. Luego, en el despacho, comprobamos que todo es correcto. Si detectamos alguna infracción, se tramita y remite al Gobierno central. A partir de ese momento ya es competencia suya».

Más vigilancia

El resultado, incluyendo las tramitadas por negligencias en tierra o en el agua, eleva a 316 las sanciones del 2018. La conclusión oficial de Mar habla por sí sola, aumentar la presión: «Los informes revelan que se necesitan más inspecciones para encontrar una infracción. El año pasado casi hubo un promedio de cuatro inspecciones por cada multa, mientras que en ejercicios anteriores la tasa llegó a estar muy cerca de tres, con el que se detectaban infracciones con más frecuencia. Es decir, que cada tres inspecciones se encontraba una infracción, mientras que ahora casi estamos en cuatro controles para solo una».

Xocas y Germán pilotan el Pesca 1. Detrás, junto al inspector Berride, Charlie y José Luis completan la tripulación. «Cada vez que vemos un barco en posición sospechosa lo enfocamos con la cámara», explica Charlie: «Lo sobrevolamos para hacer una primera inspección ocular. Resulta fundamental la cámara que incorpora, con un zum muy potente que nos permite llegar lejos con nitidez. También se les puede grabar, yo, a mayores, les sacos fotos con una cámara réflex que llevamos también».

Especialmente activo

Especialmente activo fue también el año 2017, con 8,5 toneladas de pescado y marisco, casi tres más que en el 2018. Las infracciones, en consecuencia, también aumentaron hasta llegar a 489. «La actividad punible, en el contexto de las Rías Baixas, se concentra en la de Arousa. Si nos preguntamos cómo es la de Vigo, pues claro, teniendo el ejemplo cercano de Arousa, decimos que es tranquilo, aunque bueno, ya se sabe, siempre pueden pasar cosas...», detalla el inspector Berride sobrevolando la isla de Ons y encarando el archipiélago de Cíes en busca de los últimos despistados que pisan la linea roja de los 100 metros. «Todo el trabajo se complementa con el de tierra, muchas veces en colaboración con las propias cofradías. Sobre todo para la vieira. También cogimos algunas embarcaciones a pie de playa, pero eso ya es más difícil porque se escapan. En O Morrazo, al vigilar las cofradías, sobre todo la de Cangas, estamos más tranquilos. Si hay algo, ya nos avisan. Suele ser, casi siempre, por furtivos de etnia gitana».

Salvar vidas

Pero no solo de inspecciones vive el Pesca 1 y su tripulación. El servicio de auxilio es otra de sus funciones, pasando a prioritaria en cuanto se tiene conocimiento de alguna petición de ayuda.

El trabajo principal cae en manos de Charlie y José Luis. El primero se encarga de la grúa, el segundo de salvar vidas. José Luis pone la suya en manos de Charli cada vez que desciende al agua para rescatar a alguien. «Por eso tenemos que ir siempre todos, por si surge alguna llamada de auxilio y llegamos a tiempo, para que tengamos personal para usar las herramientas de rescate y sobre todo con José Luis, muy experimentado en rescates en el mar en todo tipo de condiciones», explica Charlie, que aplaude la profesionalidad de su compañero en situaciones extrema al ayudar a gente bloqueada por el miedo o por llevar demasiadas horas en la calle. En el 2018, de las 22 peticiones de ayuda recibidas, rescataron a 12 personas. Un docena de buenos motivos para seguir en lo más alto.

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Inspecciones

Realizadas por funcionarios del Servizo de Gardacostas

de Galicia el año pasado