La Xunta investiga las denuncias sobre el comedor del Progreso

PONTEVEDRA

01 dic 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

El pasado jueves, los escolares que utilizan el servicio de comedor del colegio Progreso (Catoira) se encontraron con una sorpresa en el menú. En los platos de sopa flotaban, además de las habituales estrellitas de pasta, unos pequeños insectos. Habían llegado hasta allí, presumiblemente, en el agua del caldo de verduras. Al detectar la presencia de estos inesperados invitados, los chavales reaccionaron de inmediato. «Los niños se alteraron mucho y se montó un gran revuelo. Tanto, que la mayor parte sólo se comió los yogures y el pan», explicaba ayer Antonio Vázquez, el director del centro. El nerviosismo de los niños dio paso al enfado de los padres. «No me extraña -dice el director-. Los problemas con la empresa de cátering no son nuevos: llevamos desde principios de curso presentando quejas».

Pero las quejas no parecen haber servido de gran cosa. En la Consellería de Educación afirmaban ayer desconocer el calvario que, desde hace meses, sufren los alumnos del Progreso cuando llega la hora de comer. Tras el episodio del jueves, la Xunta ha decidido abrir una investigación para verificar si la empresa encargada de cocinar los alimentos de los chavales lo está haciendo como es debido. «No pueden decir que no saben nada, porque se le han comunicado los problemas que teníamos varias veces», afirmaba ayer la presidenta de la asociación de padres, María Jesús Dios.

Informes

«El propio director envió varios informes y quejas tanto a la empresa que se encarga de servir la comida como a la delegación de Educación», sentencia. Antonio Vázquez también menciona esos informes: los redactó -en algunas ocasiones llegó a adjuntar fotos de los platos- y los envió cada vez que en el comedor surgía algún problema. Y han surgido muchos en los últimos meses: combinaciones poco afortunadas, alimentos cocinados en exceso, platos requemados o menús que llegaban fríos como el hielo.

Conscientes de que la dirección del centro estaba sobre el asunto, los padres de alumnos aguardaron a que todo mejorase. De hecho, dice el responsable del colegio, «durante un tiempo pareció que los problemas se habían corregido». Sin embargo, el jueves los controles de calidad que supuestamente supera la comida antes de llegar a las mesas escolares fallaron, y en la sopa aparecieron las mosquitas que suelen enmascararse en las hojas de verdura.

A los padres de alumnos se les ha agotado la paciencia. Afortunadamente, en unos días volverá a funcionar la cocina del centro, que está siendo remozada, y los servicios de la empresa de cátering contratada por la Xunta de forma temporal ya no serán necesarios por más tiempo. «Lo cierto es que nuestro sistema funciona muy bien», señala María Jesús Dios. Y más, dice, comparándolo con la nefasta experiencia vivida con la firma de comidas colectivas.