Un oasis para la observación estelar oculto en el corazón de Taboadela

Pablo Varela Varela
pablo varela OURENSE / LA VOZ

TABOADELA

Agostiño Iglesias

La Asociación Astronómica de Ourense proyecta ampliar sus instalaciones

07 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En junio del año 2005, desde una casa situada en la avenida ourensana de Marcelo Macías, la imagen de un espectacular eclipse anular de sol llegó a Barcelona para, a continuación, saltar a puntos tan distantes del globo como Tokio o Nueva York. Por aquel entonces, la Asociación Astronómica de Ourense aún no estaba fundada, pero sus integrantes recuerdan con cariño un episodio que, en cierta forma, les puso por un instante en el mapa internacional.

«En el momento álgido del eclipse, veías cómo los pájaros se resguardaban y caía la temperatura», dice José Antonio Álvarez, presidente de la agrupación que, desde hace una década, contempla el cielo desde un pequeño observatorio situado en As Corgas (Taboadela). A un paso de la ciudad y del polígono industrial de San Cibrao, el municipio es un pequeño oasis para la astronomía, «una isla dentro de un gran mar», ilustra Álvarez. Esta descripción tiene su lógica: por su ubicación, cabría imaginar un hándicap por la contaminación lumínica, que Taboadela esquiva. «En Galicia es complicado encontrar un lugar donde no la haya, porque cuando llegó el alumbrado a los pueblos, quien más y quien menos quería una farola ante su casa. Y en las ciudades, esta cuestión está sobredimensionada», apunta José Ramón Salgueiro, profesor de Física Aplicada en la Escola de Enxeñaría Aeronáutica del campus.

Taboadela, sin embargo, escapa de esta tendencia generalizada a llenar parroquias y aldeas de luz artificial. «Sus cielos son todavía oscuros, y la turbulencia atmosférica [el resultado del movimiento de las masas de aire en la atmósfera] es muy baja, algo que a escala gallega sucede en muy pocas zonas, así que aquí aprovechamos más las noches que en otros parajes», explica Álvarez.

En la provincia, donde A Veiga ostenta el estatus de destino Starlight, municipios como Chandrexa de Queixa, Entrimo y Lobios, por la ausencia de grandes núcleos poblacionales en las cercanías, son valorados por quienes buscan tumbarse al aire libre para perseguir constelaciones. «Son cielos estables», apunta el presidente de la Asociación Astronómica de Ourense. El aislamiento geográfico de estos municipios, que para multitud de cuestiones se interpretaría como un problema, ayuda a preservar el manto negro de la noche frente a la contaminación.

El pasado mes de abril, el campus acogió un obradoiro de observación astronómica con varias sesiones impartidas por Salgueiro y Álvarez, así como con la colaboración de Salvador Bará, de la Universidad de Santiago de Compostela (USC). Acudieron unas quince personas, de perfil diverso y no todas vinculadas a asociaciones, porque entre los cazadores de estrellas también están los fotógrafos. En As Corgas, el equipo de la Asociación Astronómica de Ourense organiza turnos semanales para avanzar en estudios científicos, pero también abre sus puertas a cursos para los interesados en la materia, a menudo al aire libre.

Trabajos de ampliación

La pandemia de covid-19 dejó en suspenso el proyecto de ampliación del observatorio de Taboadela, que dispone de un telescopio reflector de 32 centímetros de espejo y otros dieciocho dispositivos, más pequeños, que habitualmente son puestos a disposición del público en las visitas al recinto. Ahora, se baraja que este equipamiento se traslade a una sala con techo retráctil, anexa al actual edificio, para desarrollar las instalaciones.

Mientras tanto, y como casi siempre, se lanzarán a la carretera durante esta primera quincena de agosto en busca de la verdadera noche. Hay actividades de observación previstas en la comarca de A Baixa Limia, también en las inmediaciones de Monforte y la serra de O Courel. Y a la espera de que mejore la situación sanitaria, más sesiones con fecha por determinar en O Barco de Valdeorras y Castro Caldelas. «De aquel eclipse ha pasado ya mucho tiempo, y emitimos una señal que iba para todo el planeta. Fue un momento muy importante para Ourense», explica Álvarez, que dieciséis años después sigue mirando a las alturas, donde hay un universo por descubrir.

Cielo estrellado en Pena Trevinca (A Veiga)
Cielo estrellado en Pena Trevinca (A Veiga) Óscar Blanco

En Pena Trevinca, pendientes de las fechas clave para asistir a la lluvia de Perseidas

Como cada año, y cuando la meteorología acompaña, el techo de Galicia ejerce de imán para los amantes de la astronomía que buscan asistir a la lluvia de las Perseidas, uno de los eventos más esperados de la temporada estival para quienes persiguen las estrellas fugaces.

Juanjo Lorenzo, guía de montaña asentado en la comarca, organiza grupos reducidos por estas fechas y apunta a los días 12 y 13 de agosto como las jornadas clave para disfrutar de un espectáculo que llama la atención de los adultos, pero también gana adeptos año a año entre los más pequeños. «As actividades sempre as facemos ó aire libre, e sen moita xente. E xa non é só pola cuestión do covid-19, senón pola nosa filosofía de traballo. Queremos poder chamar á persoa polo seu nome, e para iso é necesario acotar», explica Lorenzo.

Pese a que la lluvia de meteoros no es un fenómeno asociado a una época concreta del año, el verano ejerce de imán para los interesados. «O certo é que temos estrelas fugaces todo o ano, pero nestas datas hai unha concentración máis elevada. Ó municipio da Veiga van chegando turistas que están de vacacións, e atopan unha temperatura agradable», detallan desde Terras Altas de Trevinca, la agrupación que organiza las sesiones de observación astronómica.

Por ahora, la evolución de las solicitudes deja un lleno en la segunda semana de agosto, aunque sigue habiendo plazas en otras fechas porque, al fin y al cabo, los vaivenes derivados de la situación sanitaria de cada concello determina prácticamente todo lo demás. «Detectamos que a xente está, en certa maneira, agardando. É un ano raro, pero nas datas máis marcadas xa temos completo o cupo de saídas nocturnas», estima Lorenzo.