La falta de relevo generacional acaba con el potencial de la ganadería ovina y caprina en la provincia de Ourense

La Voz

ALLARIZ

14 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Aunque haya quien no se lo crea, Ourense sí es una potencia. Al menos en lo que a criadores gallegos de ovejas y cabras se refiere. Así lo dicen las estadísticas y el registro de la Asociación de criadores de Ovino y Caprino de Galicia (Ovica), en la que el 40% de las explotaciones asociadas están en Ourense, mientras que Lugo ocupa el segundo puesto con el 35% y el resto se lo reparten Coruña y Pontevedra. Y además esos mismos registros oficiales plasman que los rebaños de mayor tamaño son también ourensanos, con uno cercano a las 1.400 ovejas que pastan en Maceda y encabezan la lista.

Pero este potencial casi desconocido de la provincia está en vías de extinción. Al menos así lo estiman los técnicos y también los propios productores. Entre las razones que ayer aportaban algunos de ellos tras la asamblea general de Ovica que se celebró en Allariz, está el envejecimiento de los actuales propietarios. Las nuevas generaciones no quieren seguir con un negocio que, según reconocen, fue muy rentable.

Tres son los problemas que apuntan: los precios de la carne que se mantienen invariables desde hace años, pese a que los ganaderos tienen que pagar más por el forraje y los combustibles; la falta de control de la Administración sobre las pequeñas explotaciones hace que se pongan en el mercado corderos a precios más baratos porque los criadores no lo hacen a título principal, sino como complemento y en ocasiones es ganado sin identificación; y la dificultad para conseguir tierras de pasto. En este último aspecto también reclaman políticas de las administraciones para facilitarles el aprovechamiento de montes comunales abandonados.