Marta Delgado: «Quixen volver ó pobo antes de que desaparecera e predicar co exemplo»

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Marta Delgado, en la Corga da Fecha en el parque natural del Xurés, en Lobios (Ourense).
Marta Delgado, en la Corga da Fecha en el parque natural del Xurés, en Lobios (Ourense). Santi M. Amil

La ourensana cerró una etapa en la ciudad y regresó a su pueblo del Xurés, en Grou, donde creó una asociación y una empresa de senderismo y turismo ecológico

03 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Después de 25 años viviendo en Ourense ciudad y al frente de un negocio, Marta Delgado sintió que necesitaba un cambio y regresó a su pueblo natal (Grou, Lobios). «Ós 50 anos visualicei que xa cumplira a etapa da tienda —Cuadros y Molduras Marta, en la calle Ervedelo, en la que continúa su hija— e os fillos xa tiñan a súa vida e mirei de facer algo que realmente me gustara: vir aquí antes de que desaparecera o pobo e predicar co exemplo», cuenta. Y así lo hizo.

Marta se enganchó a hacer rutas para conocer el territorio. «Empezaba o bum do sendeirismo e coa asociación de veciños de Grou decidimos empezar a movernos. Comezamos coa ruta do contrabando, para recuperar a memoria da xente que ía comprar produtos como café a Castro Leboreiro», explica.

La siguiente que crearon unía Grou con Queguas y Entrimo hasta la zona fluvial del río Pacín, Pozo Caído y Pía da Moura, en otra bonita zona de Baixa Limia. La presentaron al parque del Xurés y la reserva de la Biosfera aprobó señalizarla. Eran lugares que, hasta el 2008 o el 2010, todavía conservaban agricultura tradicional como el cultivo de centeno. Ya no queda eso. «En doce, quince anos fóronse movendo cousas e poñendo en valor ese patrimonio. Antes, cando íamos facer unha ruta, tíñamos que ir limpar previamente porque non se podía pasar entre as xestas. Fomos abrindo camiño e logo a administración viu que había eses valores», recuerda.

Marta Delgado puso en marcha la empresa Mira Xurés. Desde la terraza de su casa en Grou, las vistas sobre el Xurés son preciosas pero no se quedó ahí, sino que recorrió el territorio para conocerlo a fondo, con sus gentes y leyendas, que ahora explica a los visitantes. Con similar sensibilidad, ha unido a varios de sus proyectos Ana Canal, que creó Lirios do Xurés, una empresa de ecoturismo. «É o que fai falta, xente nova que colla a testemuña», agradece Marta.

Ambas colaboran en un proyecto para localizar las chivanas o cabañas que utilizaban los pastores para pernoctar con su ganado en la sierra en verano. Están elaborando un mapa con estas construcciones que aún se encuentran en buen estado. Del otro lado de la raia, que no frontera, cuentan con la colaboración del guía portugués Rui Barbosa. «No Gerês portugués, con fondos europeos, xa recolleron a información e teñen o traballo feito», explica Marta. La burocracia es terrible y todavía no saben si el proyecto saldrá. Pero el camino lo están haciendo y dedicando a ello su tiempo, que incluye pasar jornadas hablando con la gente, a uno y otro lado de la sierra de este territorio transnacional que en el pasado fue couto mixto. «A fronteira con Portugal non nos separou, uniu. Viuse na Guerra Civil, a xente dese lado implicouse moito dando refuxio aos de aquí, a pesares do que arriscaban pois alí xa estaba Salazar. Temos pendente darlles un recoñecemento», considera.

Varias de las rutas por el Xurés que guía Marta pasan a Portugal. Allí los pueblos y la vida rural se mantiene, con pastores y ganado en la sierra, las vecinas todavía hilan lana o recogen hierbas del monte para infusiones. «Iso nós perdémolo e non creo que se recupere. Pero temos a eles aí ao lado, que somos nós. É o consolo que nos queda», reflexiona.

La vida en el pueblo está llena de actividades: yoga los martes, pandeireta tradicional los jueves, el viernes, baile latino, y los fines de semana, rutas y encuentros, como la salida de este sábado a Serralves (Porto) para una muestra con los follateiros, la figura tradicional del carnaval de Grou, cuya recuperación le está dando muchas satisfacciones, sobre todo por la buena acogida que tiene en los talleres escolares.

Una experiencia que recuerda con emoción son las jornadas de cestería con Toño do Val, en Lobeira. «Era unha marabilla, eu era moi afín a súa maneira de interpretar a vida», dice. Pasaban los sábados por la mañana cesteando, comían, llegaban los Rampeiros, gaiteiros de Lobeira, y había foliada. «A de Toño foi unha perda moi grande para nós. Decidimos que non se podía perder. Volvemos ós talleres e sentíamos que necesitabamos estar no Val; alí escoitamos a música que nos puña Toño e estou segura de que el está con nós», asegura.

Otro proyecto que tiene en marcha es la localización de las decenas de molinos del río Fragoso. Ya han ubicado unos 50. Marta menciona que están viendo la forma de recuperar el poldrado o paso que se llevó el río en los años setenta del pasado siglo, dejando incomunicada a las dos zonas de la parroquia de Grou, la de arriba que pertenece al concello de Lobeira, con la de abajo, que es de Lobios. «Eu de pequena ía a Santa Cruz polo poldrado; as poldras inda estan o lado do río, só habería que colocalas. O problema é que está todo ubicado en administracións distintas, consellerías, hidrográficas. É difícil encamiñalos no mesmo rego», lamenta.

En esa misma lucha están con la reivindicación como jacobeo del camino de la Raínha Santa/San Rosendo, un itinerario histórico entre Braga y Santiago que está documentado pero que aún no tiene el reconocimiento oficial de la Xunta. Sí de la iglesia, que les ha dicho que les certificarán al llegar a Santiago la ruta que iniciaron en Braga y que está haciendo por etapas con la asociación que defiende este itinerario.

«A xente de Madrid agradece que non haxa masificación»

Desde el verano pasado, con Ana Canal, están guiando a visitantes que llegan en paquetes turísticos de seis días con una agencia madrileña: «A xente de Madrid agradece que non haxa masificación, querían un sitio novo, diferente». Ellas le presentaron al agente los recursos megalíticos, etnográficos, culturales y paisajísticos de la zona que conocen bien y ayudan a conservar con sus explicaciones. Durante el confinamiento, arregló muebles antiguos para un alojamiento turístico que ya está abierto y recibe visitantes a los que ofrece desayunos con mermeladas y bizcochos caseros y con las bonitas vistas desde su terraza.

Marta afirma que está muy satisfecha con este tipo de vida. También disfrutó de los 25 años que tuvo su tienda de cuadros y molduras. Fueron años ajetreados, con el negocio y el cuidado de sus dos hijos y, cuando estos se independizaron, decidió el cambio y regresar a Grou, de donde había salido a los doce años para estudiar en Ourense, donde ya estaban sus hermanos y se reunió toda la familia. Estudió hasta COU y exploró su «vena artística» con varias exposiciones. Se casó con 19 años y se fue con su marido a Venezuela. Pero reconoce que no se adaptó al país caribeño, a la ausencia de estaciones. «O clima tropical era agobiante. Non me gustaba vivir con medo, encerrados, e en 1981 volvemos».

El DNI

Quién es. Marta Delgado nació en Grou el 13 de agosto de 1962 y allí se crio hasta los doce años. Al volver fundó la empresa de ecoturismo Mira Xurés.

Su rincón. La Corga da Fecha, en Riocaldo (Lobios), uno de los puntos emblemáticos de las rutas y pozas del Xurés.