La nueva realidad hostelera en Ourense: mesas precintadas, carteles antitabaco y códigos QR

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

«Con todas las mesas puestas la sensación es de más agobio», asegura un hostelero de la capital

05 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los locales de hostelería cumplen hoy una semana abiertos. Siete días fue la moratoria que dio la Xunta para que se adaptaron a las nuevas condiciones que garanticen una actividad segura y que se traducen, principalmente, en dos indicaciones. La primera de ellas tiene que ver con la puesta en marcha de un sistema de códigos QR para que los clientes puedan registrarse. Finalmente y ante las dificultades del sector para descargar ese código, el plazo se amplía hasta el día 12. Además,la orden publicada en el DOG dispone que debe de montarse todo el mobiliario y precintar las que superen el aforo permitido mediante bandas y adhesivos. Es algo que ha generado confusión y malestar entre buena parte de la hostelería, que no ve con buenos ojos este criterio. «Nosotros teníamos las mesas separadas en nuestros comedores porque así entendemos que da más sensación de seguridad a los clientes y tienes más espacio para trabajar. Ahora, con todas montadas la imagen que da nada más entrar puede ser de agobio para la gente», explica Paco Gómez, del restaurante A Feira en el barrio de A Ponte.

En el caso de esta pulpería, que cuenta con varios comedores interiores y exteriores, la rebaja en la capacidad ha sido considerable. Por ejemplo, en uno de los espacios interiores ha pasado de tener sitio para un máximo de 34 comensales a tan solo diez personas. «A eso hay que sumarle que solo podemos trabajar el servicio de mediodía, porque con el cierre a las seis de la tarde ya no podemos dar cenas. Eso hace que tengamos que tener a gente a media jornada y a mucha todavía en el ERTE. Tenemos algún empleado que lleva ya un año», señala.

En el barrio de O Couto se encuentra el Cuatro Lunas, que tiene servicio de cafetería y también da comidas. Cuenta con una terraza exterior, en la que se concentra toda la clientela. Dentro no hay nadie. «Cuando no se podía venir la gente se amontonaba en la puerta para pedir para llevar y ahora que dentro tenemos todo habilitado y con espacio de seguridad, no entra nadie», explica la empleada Tania Fernández.

Uno de los quebraderos de cabeza que tienen los profesionales de la hostelería en este regreso a la actividad tiene que ver con la prohibición de fumar en las terrazas al no poder garantizar la distancia de seguridad. Esto ha provocado que muchos veladores se hayan llenado de letreros advirtiendo de la prohibición. «Tienes que estar todo el día recordándole a la gente que no puede fumar en la terraza y que se ponga la mascarilla. La verdad es que es una situación desagradable», señala Tania Fernández.

Ambiente

En las cafeterías también trabajan a marchas forzadas para tener todo listo para las nuevas exigencias. «La gente se está portando bien y cumple con las indicaciones, aunque se veía que tenían muchas ganas de volver a las cafeterías. Lo que sí que notamos es que todo el mundo prefiere estar fuera del local. Para sentarse en el interior ya les cuesta un poco más», señala Yaiza Outeiriño, de la cafetería Agadir en el barrio de A Ponte. Es algo en lo que coinciden los hosteleros consultados, tanto en el hecho de que la gente busca espacios al aire libre como en las ganas de volver a disfrutar de la hostelería. «Los comedores exteriores son lo que más nos piden. La gente busca sitios amplios», explica Paco Gómez, de A Feira.

También es una sensación generalizada que en esta ocasión el sector no puede permitirse dar un nuevo paso atrás. «Después de un año con esta situación si tenemos que volver a cerrar, mucha gente se quedará en el camino. El colchón que podía tener mucha gente ya se ha acabado», señaló el propietario del restaurante A Feira.

En la ciudad, la norma establece control policial dos veces por semana en cada local

Una de las principales novedades que quedaron reflejadas en el DOG del pasado 25 de febrero, en el que se establecían «as actuacións necesarias para a posta en marcha do Plan de Hostalería Segura da comunidade autónoma de Galicia» era la instrucción de que de manera obligatoria los locales de restauración debían de tener visible a disposición de sus clientes un código QR en el que poder fijar su paso por el establecimiento para un rastreo de posibles positivos. La medida será finalmente obligatoria a partir del día 12 de marzo. Es un respiro para muchos bares, cafeterías y restaurantes que todavía no la tienen disponible.

En la misma instrucción se deja en manos de las policías locales la vigilancia del cumplimiento de la norma y se pide que, en poblaciones como Ourense, se visite dos veces por semana cada local y vigilancia especial en fin de semana. En el cartel que incluye el código QR se ofrece información sobre las restricciones de aforo de interior y exterior y la capacidad máxima del establecimiento hostelero.