El eje de rotación terrestre

Jorge Mira Pérez
Jorge mira EL MIRADOR DE LA CIENCIA

OPINIÓN

BASILIO BELLO

22 sep 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

El programa Interreg de la UE seleccionó un proyecto sobre los últimos atardeceres continentales (en el que participamos investigadores de Irlanda, Francia, Portugal y España) para celebrar el Día de la Cooperación Interregional Europea en su área atlántica. Organizamos los actos el viernes en la Costa da Morte, dado que en ese día el último atardecer europeo pasa de poder verse en esa zona a verse en el cabo da Roca (Portugal).

Que el punto de observación del fenómeno no sea único es consecuencia de la inclinación del eje de rotación de nuestro planeta respecto al plano en el que orbitamos alrededor del sol. Y es que la Tierra, cuando era muy joven, no tenía esa inclinación del eje (el sistema solar tiene un sentido de giro preferente, heredado de su proceso de formación), pero se torció tras recibir un impacto enorme de un cuerpo muy grande (se cree que con los fragmentos desprendidos se formó la luna). La orientación de ese eje se mantiene fija en nuestro viaje anual alrededor del sol (obviando fenómenos de largo plazo como precesión y nutación) pero, al ir rodeándolo, desde el sol la orientación de ese eje se ve distinta: nos ilumina de un modo que varía bastante. Así, en el mes de diciembre, la zona norte está menos expuesta al sol: invierno. 6 meses después, estamos en el lado opuesto de la órbita, y esa zona norte está más tumbada hacia el sol: verano. Este lunes 22 ocurre que, aunque el eje sigue inclinado, está colocado de modo que las partes norte y sur están iluminadas igual: el equinoccio.