A todo el mundo le gusta tener un páncreas, pero no un cáncer de páncreas. El turismo está guay, pero el turismo masivo destruye la ciudad y expulsa a los vecinos. El turismo es un gran invento: alegra la vida de los turistas, anima las ciudades y vertebra la economía española. La metástasis turística destruye la vida de las ciudades y de sus habitantes. El autor es Sergio C. Fanjul.
Más de la mitad de los españoles creen que el país recibe demasiados visitantes y piden a la Administración que sea más estricta, con limitaciones, tasas y prohibiciones y que frene la especulación inmobiliaria relativa a este fenómeno. Estos afirman que los turistas son los responsables de que se encarezcan tanto la vivienda como otros servicios (65,4 %) y que los que vienen de vacaciones no respetan ni el entorno natural ni a la propia comunidad (63,6 %).
Además, la mitad cree que los turistas deberían pagar más tasas para compensar el impacto negativo de su visita. Para cuatro de cada 10 habitantes de localidades españolas vacacionales, hay demasiados apartamentos turísticos en el centro de su localidad y los culpan de haber desplazado a los vecinos del barrio.
En los pueblos costeros ya no se puede vivir en el verano; Combarro, Viveiro o Sanxenxo se han convertido en lugares inhabitables. En Santiago no cabe más gente y el concello ha limitado los apartamentos turísticos. No existen tiendas para comprar nada que no tenga que ver con el Camino.
Madrid, Barcelona, Málaga, etcétera, son parques de ocio a precios prohibitivos. En la capital hay ocho mil viviendas turísticas ilegales funcionando a pleno rendimiento y no pasa nada; ¡saben el número! En Barcelona ya se ha anunciado el cambio de modelo a partir del 2027.
En Venecia han decidido cobrar una tasa por visitar la ciudad y en New York se prohíbe el alquiler de pisos por menos de treinta días. El mundo empieza a volver a los alojamientos tradicionales y al bed and breakfast, en el que el propietario debe residir en el edificio donde alquila, mientras en nuestro país seguimos con el modelo Airbnb donde la relación con el arrendador es, en muchos casos, inexistente.
Triunfan las despedidas de soltero, los conciertos y las fiestas mientras nadie se preocupa de las bibliotecas públicas o el comercio tradicional. La gente hace cola para comer la famosa tortilla de «Tortilla’s House» cuando la de su pueblo es infinitamente mejor y más barata, pero claro, la recomienda un influencer en histagram: es imbatible.
Hay lugares donde en verano hay que solicitar plaza para ver la puesta de sol.
Créanme, no es turismofobia, nos gusta tener páncreas, pero de seguir así serán los residentes los que empiecen a tomar medidas quirúrgicas.