El país de la garrafa

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto Sánchez Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

María Pedreda

20 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Los mil ríos rebosantes de agua a los que apelaba Álvaro Cunqueiro para definir a Galicia están dejando ver sus cauces agotados. Y así parece que seguirán. La lluvia que cautivó a García Lorca y García Márquez y a millones de visitantes se asoma muy de vez en cuando y sin gran intensidad. Y ya son setenta los concellos que sufren algún tipo de restricción por la carencia de agua. La lugareña con la garrafa bajo el brazo no es una imagen exclusiva de otras tierras. Este verano está siendo habitual en muchos lugares gallegos.

Tenemos interiorizado que vivimos en un vergel y que los problemas de carencia de agua se producen en otros lugares y nunca aquí. Y por eso no existe una conciencia de ahorro. Pero la ya evidente crisis climática, con registros desconocidos de lluvia y una prolongada sequía, nos pone contra las cuerdas. La situación se agravará de forma notable, a decir de la propia Xunta, que advierte de lo que se nos avecina.

El pasado invierno llovió un 37 % menos. La sequía está presente desde primeros de año y llegamos a hoy, cuando unos setenta concellos y más de 600.000 gallegos sufren algún tipo de restricciones en el abastecimiento, y con los embalses en una situación desconocida desde hace casi un cuarto de siglo. Las reservas hidrológicas no desaparecieron de la noche a la mañana, pero nos negamos a verlo. Es producto de un despilfarro permanente y descontrolado, con el agua corriendo sin control por grifos, jardines, aceras, campos, piscinas y fiestas.

Los concellos fueron los primeros que no quisieron reconocerlo. En febrero la Confederación del Miño-Sil los alertó de lo que iba a ocurrir, aunque no fuera necesario porque, a decir de su presidente, José Antonio Quiroga, «la situación la ve todo el mundo». Y ahora insiste en que es imprescindible renovar las conducciones municipales.

Estamos sufriendo los primeros efectos de un cambio climático que se traduce en más fuego y menos agua. Y hay que decidirse a hacer un uso más racional del recurso más apreciado de nuestras vidas. Porque ya bastante daño hicimos. Y de seguir así vamos a tener que sustituir la bucólica Galicia del reino de la lluvia, que creó don Álvaro Cunqueiro, por la del reino de la garrafa.