¿Qué político se hizo una «bomba de humo»?

Cartas al director
Cartas al director CARTAS AL DIRECTOR

OPINIÓN

benito ordoñez

02 ago 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Del tryhard al trolear y tanquear

Cuando estamos de vacaciones, uno de los privilegios que tenemos es poder pasar más tiempo con nuestros hijos. Cuando uno escucha palabras o expresiones como «estar tryhard» (poner toda la carne en el asador, tomarse en serio algo que estás haciendo); «trolear» (vacilar, tomar el pelo); «tanquear» (aguantar, resistir hasta la extenuación);  «bomba de humo» (escaquearse de las tareas o desaparecer) o «blamear» (culpar de algo a alguien que no tiene la culpa), pensamos que nuestros hijos hablan en otra lengua. Y nada más lejos de la realidad.

No somos conscientes del aporte al idioma que llevan a cabo, y tal vez sea alguna de las cosas que podamos aprender de las nuevas generaciones, a las que se les han acabado las letras del alfabeto para nombrarlas. Un lenguaje salido de los videojuegos en su mayoría y que, con anglicismos más o menos adaptados, pretenden hacerse un hueco en el castellano.

Si para nuestros jóvenes la inspiración y la fuente de la que beben son los videojuegos, la nuestra tiene que ser sin duda la política. Pero esto, sin darnos cuenta, ya lo estamos haciendo. Y cuando comparamos la similitud es asombrosa. Sin ir más lejos, podríamos hablar de que los políticos nunca están en modo «tryhard», que Pedro Sánchez nos «trolea» y solo se dedica a «tanquear»; que Pablo Iglesias se hizo una «bomba de humo» o que el Gobierno «blamea» a todos de lo que pasa. 

Podríamos añadir otras como «ayusizar» (meter mucha caña), «hacerse un tezanos» (exagerar con o sin conocimiento) o «sanchear» (faltar a la verdad descaradamente a sabiendas). Los ejemplos son múltiples. Sigamos la iniciativa de nuestros jóvenes y dejémosles un compendio idiomático del que puedan sentirse orgullosos. Luis Asenjo Pérez. Vigo. 

 La corbata

La corbata es una bandera de señalización y sobre todo una gran chivata que habla y te enseña. Al menos así era en mi época: como te veían te trataban y si te veían sin corbata te despreciaban. Todo eso ha pasado a la historia, ya nadie usa corbata. Una pena, no solo por la valiosa información que acumulaba, también porque servía para dar relieve a tu indumentaria.

Y yo me pregunto: ¿Por qué se ha desterrado la corbata? ¿Será porque no saben hacerse el nudo o porque es un símbolo de distinción o un yugo elitista que acogota su personalidad? ¿Acaso se sienten más libres ahora que no van uniformados de los pies a la cabeza?

Resulta que la corbata gasta energía. Mañana también lo hará el uso de la americana, por lo que es mejor que todos nos vistamos con camisetas pintadas y chanclas de playa. Esta es la idea del jefe del Gobierno para ahorrar energía, que minutos más tarde de este mensaje se montó en un helicóptero para recorrer tan solo 25 kilómetros. En el invierno nos dirá otra sandez, como que llevemos bufanda para no pasar frío. Máximo de la Peña Bermejo.

 Cuidar el mensaje

Hace un año, el presidente del Gobierno realizó una gira relámpago de tres días cuyo objetivo era de promoción económica y de inversión de nuestro país. El resultado no fue positivo al no captar y atraer negociantes; y no teníamos en esos momentos la inflación actual del 10,8 %.

Tenemos un territorio apto para el turismo vacacional, tras más de sesenta años siendo uno de los principales motores de nuestro PIB. Pero para las financiaciones que se están produciendo en materia tecnológica, tanto en la industria como en los servicios, no tenemos los trabajadores necesarios y suficientemente formados para ser un país al que destinar una cantidad de dinero. Se puede cuidar el mensaje, pero no cambiar el sistema educativo en las nuevas necesidades que se están generando a nivel mundial es un brindis al sol.

Esta legislatura marcada por la pandemia, la economía, la energía, el aumento de la vulnerabilidad, la desigualdad de las personas y la crisis medioambiental, no ha visto la luz de las reformas que son necesarias y urgentes para un futuro prometedor. Las demandas de los jóvenes y la transformación del sistema educativo siguen en el cajón de «ya se harán». Son temas de Estado, que a tenor del diálogo prácticamente inexistente entre los dos principales partidos, seguirán olvidados. Pedro Marín Uson.