No es un AVE, es una gallina

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Jero Morales | EFE

19 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Si ustedes buscan en doctor Google los animales más veloces del mundo, le saldrán el halcón peregrino, el vencejo, el tiburón mako y el guepardo. Todos ellos por encima en prestaciones de la media en velocidad que ofrece el tren en Extremadura. La política consiste en que te compren los mensajes que quieres colocar. Pero los extremeños no se merecen que Moncloa le llamase AVE a la inauguración de ayer. Tanto es así que se dieron cuenta del error y evitaron lo de AVE para decir que se había dado un paso adelante en la alta velocidad entre Madrid y Badajoz. El tramo abierto tiene picos de 180 kilómetros hora y deja la media en la red en 90. Van a necesitar pastillas para el mareo. Una velocidad que sería la que alcanzase una gallina propulsada. Las gallinas corren a unos catorce kilómetros por hora. Tal vez muy dopadas pudiesen llegar a esa media de vértigo de los 90 kilómetros del ferrocarril en Extremadura. Semejante velocidad tendrá la ventaja de que los pasajeros podremos seguir admirando el paisaje único de uno de los lugares más hermosos de España, una tierra extrema y dura que está harta de que subrayen su periferia con unas infraestructuras para llorar.

En Galicia sabemos de qué va este asunto de que te vendan la supuesta alta velocidad a trozos. El AVE solo llegó a Ourense, en las demás ciudades gallegas seguimos esperando. El resto de la red se mueve a buen ritmo con la alta velocidad entre Ourense, Santiago, Vigo y Coruña, y de pésima manera donde el tren, como en Extremadura, todavía te ofrece el placer de soltar una mariposa por una ventanilla y ver cómo entra por la siguiente ventanilla del vagón. Todavía en trenes como los que van a Ferrol o los que hay en la mayor parte de Extremadura casi es posible subirse y bajarse cuando arranca la locomotora como si se estuviese rodando una película en blanco y negro, con Pepe Isbert y humo en el andén.

No, no es AVE lo que se ha inaugurado en Extremadura, es una gallina en toda regla. A noventa kilómetros por hora de media en los trayectos extremeños le da tiempo al maquinista a poner un huevo y a los pasajeros a grabar un vídeo con el móvil sin que se mueva la imagen. Como tampoco es AVE en Galicia, salvo entre Zamora y Ourense. Los Avant y los Alvia hacen que Santiago, Coruña o Vigo tengan tiempos razonables. En todas esas urbes tenemos de momento un fillo do AVE, o Aviño, tanto es así que, al llegar a Ourense, nueva capital de Galicia, tenemos que cambiar de tren para montar en el AVE de verdad, aquel que Felipe le regaló a su Sevilla en el siglo pasado.