Tardes de circo

Ramón Pernas
Ramón Pernas NORDÉS

OPINIÓN

TEM

26 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Al circo español le sucede como al coronel de García Márquez, que no tiene quien le escriba. Y hasta yo, amante enfermizo de las artes circenses, he dudado en redactar este artículo, frívolo en apariencia, ante la presión mediática del inicio de una guerra insospechada e imperialista en la que el sátrapa ruso Putin invade en un primer acto Ucrania reivindicando un imperio imaginario en su megalomanía. Ni siquiera yo me atrevía a encabezar este artículo para recorrer la caravana ambulante del viejo circo después de asistir sorprendido al vodevil cainita del primer partido de la oposición, y su múltiple descabezamiento.

Y no me echaré a un lado, en este tiempo de carnestolendas, de carnaval, de carne vale, como le gustaba escribir a Cunqueiro, en vísperas de los pérfidos idus de marzo, cuando soy consciente de que en el lenguaje popular se denomina circo a las complejas y estrambóticas operaciones políticas o sociales con las que todavía nos sorprende la cada vez más inexplicable actualidad.

Regreso de un par de tardes disfrutando de un festival internacional de circo en Gerona. Era la décima ocasión en que esta convocatoria anual de circo prémium, de máxima calidad, se celebraba de la mano de su promotor Genis Matabosch. Y en la pista exhibían sus habilidades 24 grupos de artistas, y hete aquí que junto a las troupes de los grandes circos rusos actuaban ágiles equilibristas procedentes de Ucrania demostrando una vez más que la pista circense es un universo reducido donde, como escribió Gómez de la Serna, todo es posible. La magia de lo más inverosímil o la fantasía más improbable están en las habilidades extremas de una contorsionista o en el guion más amable de un clown zaragato de escuela española.

Alrededor de 20 compañías de circo ambulante hacen las rutas españolas. Los espectadores se están olvidando de los pequeños circos itinerantes y únicamente los grandes espectáculos, como el de Gerona o las propuestas escénicas del circo del Soleil, concitan el interés de quienes los visitan. Hoy el más difícil todavía es más que una frase, es exactamente poder vivir siendo empresario o artista. El circo es cultura, y nos ofrece una explosión de luz que nace dentro de la carpa; es una propuesta de volver a ser niño y de sentirse inmensamente feliz aunque sea solo por un par de horas, como han sido mis dos tardes de circo en las que he vuelto a soñar.