La libélula

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

24 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Entre la espesa salitre de la ordinariez, la falta de respeto, el escándalo de chismosos malintencionados que revuelven en la basura de las otras personas, que buscan la prueba del delito entre preservativos y latas de cerveza en los arrabales de las conciencias, surge una libélula.

Yo ya sé que el síndrome de la vieja del visillo que contamina nuestras televisiones y la prensa que, reconozcámoslo, va a rastras, pero va, no es un mal patriótico; que también existe en muchos otros países civilizados. Hace tiempo, además, que es una potente industria. Comenzó como un juego cuando éramos pobres y entrábamos en las casas de los ricos para verles las toallas y las vajillas, las chimeneas y las piscinas; para verlos a ellos morenos vestidos de blanco, con sus amores y sus dolores. Después se cruzó desde aquella mítica Noria a territorio minado. Los chacales sedientos de carroña se lanzaron sin freno, y ahora ya tenemos incorporado a nuestras neuronas el descuartizamiento.

Pero los chacales paran por la calle a un chico amable y tranquilo, un deportista que responde con educación y sensatez, que pone las cosas en su sitio. En España se producen más de cien mil divorcios todos los años. Nuestros hijos, nuestros nietos, están rodeados de niños con padres divorciados, a veces ellos mismos también lo son. A nadie sorprende, a nadie escandaliza. Pero los profesionales y los medios relacionados con la recogida de basuras necesitan carga de trabajo. Y van a seguir buscando incansablemente.