Preferible es perfeccionar lo copiado. Aunque solo sea por la oportunidad de mejorar, si el primer paso es copiar lo que funciona, bendito sea. En Europa tenemos un caso de buen hacer socioeconómico que vale la pena estudiar: Irlanda. Durante el siglo XX esta república pasó por una guerra civil —sí, una guerra entre hermanos celtas—, pasó por la autarquía, por el aislacionismo, por la emigración masiva hasta los 70... ¿Nos suena el camino? Hasta los 80 tenía similares indicadores económicos que Grecia, Portugal o España. Pero todo comenzó a cambiar a finales de los 80.
Con el paro por las nubes —alrededor del 17 %—, un déficit descomunal y una deuda desbordada, llegó un gobierno en minoría presidido por un infame arribista y corrupto que, al menos, optó por un excelente ministro de finanzas. Ese ministro, Ray MacSharry, puso los pilares de la transformación radical de Irlanda.
Entre nosotros, los que nada tienen que aprender siempre dicen que las ventajas fiscales y el inglés explican todo el milagro irlandés. Esta teoría olvida que hasta que llegó MacSharry ya hablaban inglés y ventajas fiscales ya había. En Liberia es parecido, pero el desarrollo no germina. Lo que no cuentan es cómo forzó a mejorar y abaratar las telecomunicaciones, abrió las conexiones de transporte aéreo —Ryanair— y marítimo. Pero, sobre todo, reformó la educación para adaptarla a lo que tenía futuro. Cómo vio que los jóvenes irlandeses podían emigrar como empleados cualificados para regresar a su tierra como emprendedores o directivos bregados. Solo un dato: los colleges irlandeses no son gobernados por su personal, sino por órganos donde convergen entidades empresariales, sindicatos, asociaciones profesionales y altos funcionarios, más por supuesto una limitada representación del profesorado y el alumnado. Así se fomenta lo que Irlanda precisa para estar en la élite mundial.
Lo que funciona se ve en sus resultados. Por sus frutos los conoceréis, no por cuanto se hace si los frutos son escasos y pobres. El modelo económico español no funciona y sin su éxito las mejoras sociales son y serán humo. ¿Tanto cuesta admitirlo? Los españoles han asumido que su posición en Europa es estar siempre al final de todos los indicadores económicos. Error. Además, esto alienta a quienes destacan un poco y piensan que creando su propio Estado segregado van a llegar a la Arcadia. Quien apueste por la unión, que sepa que el éxito une más que el fracaso. Tal vez por eso convenga hacer cosas distintas, como copiar al tigre celta para mejorar la copia.