Una heredera cualificada

Pedro Armas
pedro armas A MEDIA VOZ

OPINIÓN

Francisco Guerra

27 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Para los que la vimos nacer, Zara sigue siendo Zara, aunque Inditex suene más sectorial. Facture lo que facture, abra las tiendas que abra, Zara continúa siendo una empresa familiar. Sorprende que sorprenda que la sucesión de una empresa familiar recaiga en alguien de la familia. Sorprende que líderes de nuevo cuño critiquen en las redes a Amancio Ortega por dejar la presidencia no ejecutiva de su empresa a su hija Marta Ortega, a la que no reconocen méritos suficientes para semejante cargo. Una cosa es criticar la línea hereditaria en una monarquía que pagamos todos o las puertas giratorias de empresas eléctricas que sufrimos todos, y otra bien distinta es criticar la sucesión en una empresa privada que nunca ha demandado subvenciones.

Que la heredera haya trabajado 15 años en distintos puestos de la firma, en tienda o taller de diseño, no es valorado por los guardianes de las esencias como una formación profesional sino como una estrategia de imagen. Que haya estudiado Empresariales en la European Business School de Londres es calificado por los mismos como algo propio del currículo de una niña bien. Que domine, además de sus lenguas maternas, inglés, francés e italiano, es considerado una moda, no una destreza para hacer negocios en cualquier lugar de este mundo globalizado como si estuviese en su casa. Que los analistas opinen sin saber los motivos reales de la decisión entra dentro de la lógica de la elucubración; que se les sumen comentaristas agraviados entra dentro de lógica de la libertad de expresión; que proliferen los que no son millonarios y no soportan a los millonarios o los que no son empresarios y no soportan a los empresarios entra dentro de la lógica del desclasamiento fluido.

Plantear la sucesión en una empresa familiar suele levantar suspicacias, pero resolverla garantiza estabilidad, sobre todo si se rodea a la heredera de profesionales con experiencia y, particularmente, personas de confianza, que por algo es una empresa familiar. Que el consejero delegado ejecutivo sea abogado del Estado o economista es lo de menos; que el puesto de CEO sea transitorio es lo normal; que el CEO entienda la filosofía de la empresa y sea capaz de elevar el rango de la escala familiar sin perder la esencia fundacional es básico. El CEO puede llegar a ser el ojito derecho de Amancio Ortega, pero Marta será siempre la niña de sus ojos, lo cual no quiere decir que sea una niña de papá.