Un pueblo con dos almas

Nieves Lagares
Nieves Lagares EN LÍNEA

OPINIÓN

David Zorrakino

15 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Siempre creímos que las dos almas del PSC constituían un problema para su propia posición en Cataluña y en España; que a pesar de lo que aportaba a la lectura federal del PSOE en España y a la dimensión compartida de las identidades en Cataluña, las dos almas del PSC suponían una dificultad insalvable para la coherencia territorial y la definición de estrategias.

En el último decenio el procés, se ha convertido en el eje fundamental para la reordenación del sistema de partidos en España; no solo para el realineamiento de los electores, sino también las relaciones entre ellos, el crecimiento de Ciudadanos, la aparición de Vox, o la repetición de elecciones.

El proceso independentista ha eclipsado incluso al 15-M, haciendo que la nueva política que nacía de aquel movimiento perdiera su oportunidad de dar al sistema una nueva dimensión democrática que el vicepresidente, con poco acierto, no deja de reclamar.

Frente a esto, el procés nos ha devuelto a la política rancia, la de las identidades enfrentadas, construidas desde la estrategia utilitarista de los partidos, empeñados solo en culpabilizar al otro del desgaste que este enfrentamiento produce al sistema.

El problema no es el resultado de las elecciones catalanas, el problema es que el procés ha dividido a Cataluña en dos pueblos, y el único gobierno que puede cerrar esta brecha es un gobierno que incorpore a estos dos pueblos, un co-gobierno de las dos almas del pueblo catalán. Y para eso hay que romper todos los cordones rojos que ha construido el procés, incluido el que firmaron recientemente los partidos independentistas, pero también la cultura política que han sembrado por el país los llamados constitucionalistas.

Cierto que son esos mismos cordones rojos los que han hecho crecer primero a Ciudadanos y ahora a Vox, y que, si el PSC rompiese el cordón rojo, el PP lo utilizaría para acabar con Pedro Sánchez.

Pero el hecho de que el PSC y ERC estén ahí arriba muestra el camino. Illa tendrá que arriesgar, primero defendiendo su papel de candidato a president, como no hizo Arrimadas, y después, haciendo que el PSC se convierta en el puente que rompa la brecha creada por el procés; cueste lo que cueste. Seguramente, para ello, el PSC tendrá que recuperar aquellas dos almas que lo convirtieron en un partido singular durante tantos años. Porque aunque no lo vimos, Cataluña necesita partidos que tengan dentro de sí esas dos almas que tiene el pueblo catalán. Porque siempre será mejor tener partidos que tengan dos almas que ver a Cataluña dividida en dos pueblos.