La marcha hondureña

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

Jose Valle

24 ene 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No tienen nada que perder y sí todo que ganar. Los hondureños que iniciaron su marcha hacia EE.UU. con la intención de llegar el mismo día de la toma de posesión de Joe Biden lo hicieron con la esperanza de un futuro sin pobreza ni violencia. Y es que, si en Honduras el número de homicidios antes del inicio de la pandemia era de 45 por cada 100.000 habitantes, las restricciones a la movilidad solo lo han reducido en un 15 %, hasta los 37, lo que supone casi 10 muertes al día y un total de aproximadamente 4.000 al año, para una población de 9,3 millones. Según el Banco mundial, un 48,3 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. En el ámbito rural esta supera el 60 % y se cataloga de extrema ya que cada hondureño sobrevive con menos de 1,9 dólares al día. Hasta el 2020, la economía del país crecía a un ritmo de casi el 3 % pero la pandemia y los huracanes Eta e Iota la han paralizado, además de provocar pérdidas por más de 15.000 millones de dólares. Los hondureños de las áreas rurales han perdido sus cosechas, sus hogares y no tienen ninguna expectativa de recuperarse ni a corto ni a medio plazo. Con el estómago vacío y sin un techo sobre sus cabezas, encaminarse hacia el norte era su única salida.

Pero, en el norte la situación no está mejor. En EE.UU. hay más de 24 millones de infectados por el coronavirus y ya han fallecido casi 400.000. El paro supera la media del 6,7 % y asciende al 20 % para los trabajadores no cualificados. La inflación se prevé que alcance casi el 2 % y pese a que con las ayudas financieras del Gobierno la economía pareció recuperarse en el tercer trimestre de 2020, los expertos vaticinan que la crisis comenzará a percibirse en el 2021.

La propagación de la pandemia preocupa aún más que la llegada de inmigrantes ilegales. Pese a las expectativas creadas con el acceso de Biden a la presidencia de EE.UU., la pobreza y la miseria se ceban en los más vulnerables de todas las sociedades y parece que se agravarán no solo en Latinoamérica sino en todo el mundo hasta que acabemos con el coronavirus.