Yo fui una de esas tantas niñas que creció pensando que la famosa gallina, a la que le cuesta poner huevos, era Turuleta. Y nadie nunca me había hecho replantearme cómo se pronunciaba hasta que mi hija Sara la empezó a cantar. Entonces descubrí el intenso debate que se ha originado en la calle para verificar cómo figura la gallina en el registro civil de las aves. Una controversia que se ha reavivado tras el salto al cine del animalito. Al principio pensaba que era una cuestión de edad, que por arriba de los 30 apostábamos por la T y por abajo por la C. Pero no. Después surgió la posibilidad de que fuera un localismo, pero también ha quedado descartado. Un consulta rápida de norte a sur de Galicia, entre compañeros, evidenció que no. Que aunque los de Vigo piensen que los de la Coru estemos majaretas, también en Ourense lo están. Los que llevan años dándole vueltas al tema, dicen que un error auditivo puede estar detrás de la leyenda de Turuleta, porque Miliki -que aunque no era el autor de la canción se hartó de versionarla con el resto de payasos- ya la pronunciaba con C. Sin embargo, yo no compro esta teoría. No me creo que haya tantos padres turuletos, que no entendieran bien la letra de la canción. Así que propongo llamarla Turu para evitar problemas futuros. A mí me corrigen todos los días.