Jueces y estrellas

OPINIÓN

Los actores participantes pudieron detectar que Pepe, Jordi y Samantha fingían rompiendo los platos, escupiendo con repugnancia su comida

15 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Arrancó MasterChef Celebrity con un falso proceso de casting que vino a demostrar que los jueces se fundieron hace tiempo con sus propios personajes y para presentar el espacio se valen ya por sí mismos. Echaba a andar la cuarta remesa con un nuevo plantel de concursantes ya cerrado, pero la primera prueba fue un teatrillo para hacerles creer que para ser justos merecedores del delantal blanco tenían que pasar un último trámite: el de seducir a los severos anfitriones con unos bocados que llevaban hechos de casa. Ahí quedó claro una vez más que la fama que se han labrado impone. Ni siquiera los actores participantes pudieron detectar que Pepe, Jordi y Samantha fingían rompiendo los platos, escupiendo con repugnancia su comida, haciéndoles creer que no serían elegidos porque sus preparaciones eran intragables. Los jueces chungos, decían Los Chunguitos. Borrando los límites entre la comedia guionizada y la broma con cámara oculta, los tres demostraron que en ese rol de árbitros culinarios las auténticas celebrities son ellos. Inmunes a las críticas, aguantan que Ana Obregón asegure haber probado selectos platos de Jordi Cruz que ni fu ni fa y que los intérpretes de Dame veneno confiesen que manejan la sartén con la misma maestría que el chef una guitarra. Conocen cuál es su papel y con él sirven a la causa de poner sabor a la vida de un programa que, siendo siempre el mismo, consigue ser diferente cada vez.