El rector copión

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

19 dic 2016 . Actualizado a las 08:24 h.

Según he leído estos días en la prensa, el rector de la Universidad Rey Juan Carlos «es un prolífico autor de enciclopédicos conocimientos en temas tan dispares como el exilio italiano de los judíos españoles, la Constitución de Bayona o la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta»; el problema es, al parecer, que buena parte de su producción científica es un fusilamiento de trabajos ya publicados con anterioridad; en algún caso, hasta cuarenta páginas.

La cuestión no iría más allá de un problema grave de ámbito académico hasta que algunos tertulianos y periodistas han salido en defensa del rector alegando que se trata de un linchamiento político. Todos ellos reconocen que ha copiado, pero eso no les parece relevante, para ellos se trata de un ataque ideológico, orquestado por colegas resentidos, y defienden la autonomía de esa universidad para decidir el rector que ellos quieran.

Para tratar de situar la cuestión, creo que en este conflicto hay que diferenciar dos planos. El primero es que un profesor copie textualmente a sus colegas sin citarlos, y el segundo, si es conveniente que ese profesor sea rector de una universidad. Respecto al primero, el susodicho reconoce la copia, pero ha alegado en su defensa que no se lucró y que los textos copiados no son parte relevante de sus aportaciones. En mi opinión esto es fácil de comprobar, ya que en el supuesto de que su costumbre de plagiar se haya prolongado en el tiempo podría haber influido en su progresión académica o su posición para acceder a un cargo; en ese caso sí hay lucro personal, aunque no se lo lleve crudo.

Sobre el segundo, resulta curioso que sus defensores aleguen que es un gran rector para justificar su conducta e invoquen la autonomía universitaria para mantenerlo en el cargo. Un comportamiento ético fuera de toda duda debería ser un requisito imprescindible para ser rector, y no parece el caso, por lo que ampararse en que lo hace bien es lo mismo que justificar que la gente conduzca sin carné, siempre que lo haga bien. Por cierto, quienes defienden ahora la autonomía universitaria han criticado despiadadamente a los rectores de la Universidad Complutense o la de Málaga en algunos casos polémicos no muy lejanos.

Sin embargo, lo que más me sorprende de la cuestión es que la prensa ha publicado que una mayoría abrumadora del claustro de la universidad lo apoya; si esto es verdad, se trata de una anomalía que se debería corregir. Que al contrario de otros países, donde los ministros son cesados por copiar un capítulo de la tesis, un colectivo apoye que su cabeza visible copie textos, despreciando a sus colegas, nos debería hacer reflexionar sobre la situación de la universidad en España.

En el mundo de la ciencia siempre se ha utilizado la información de otros colegas, para aprender, para diseñar experimentos, etcétera; basta con citarlos o entrecomillar un texto. Yo mismo he copiado una parte del primer párrafo, ya que no tenía ni idea de a qué se dedicaba este señor. Tal vez por eso soy comprensivo con el rector y creo que, al contrario de lo que algunos proponen, no deberían expulsarlo de la universidad: se merece un puesto en el servicio de reprografía. No me imagino mejor destino para quien parece haber hecho de esa técnica una parte de su carrera profesional.