El pacto de acero entre el BNG y Bildu

OPINIÓN

17 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Si yo fuese malo -que no lo soy-, o me presentase a las elecciones contra el BNG -que no me presento-, dedicaría este artículo a relacionar Bildu con ETA, y a decir, haciendo el sorites más usado de los últimos cuarenta años, que Bildu y ETA son lo mismo, y que aliarse con Bildu es igualito que aliarse con ETA. Y no tengo ninguna duda de que la inmensa mayoría de mis lectores me darían la razón. Pero si nunca he razonado así, tampoco voy a hacerlo ahora. Porque no creo que Bildu sea igual a ETA, porque me parece más honrado distinguir los matices que hacer sumas gruesas para confundir a la gente, y porque creo que, aunque Bildu y ETA fuesen lo mismo, no estamos en el tiempo de encerrarlos y embotarlos en su propio almíbar, sino de facilitarles la vuelta a la democracia y esperar que asuman sus principios.

Pero eso no quiere decir que el pacto Bildu-BNG me parezca bueno y coherente, sino que voy a criticarlo de forma diferente, para que quede claro que se coge mucho antes a un mentireiro que a un cojo. Porque si la gran novedad programática del BNG es el soberanismo a la catalana, y si es verdad que nos valemos solos para salir de la crisis, y para hacer el solemne tránsito desde nuestra condición de colonia del Reino de España a la gloriosa realidad de una república independiente de Galiza -ceibe e socialista y con peros a la Unión Europea-, no veo qué hacemos con Bildu, o por qué, en vez de bailar sozinhos el vals de la bandera azul e branca, vamos a echar un agarrao -¿un chotis, quizá?- con la ikurriña.

Ya sé, y no hace falta que me lo recuerden, que la formación estratégica de una coalición electoral en modo alguno se contradice con el ideal soberanista, y que la práctica totalidad de los nacionalistas europeos acuden a estas elecciones en abigarradas coaliciones asimétricas y de muy distinto perfil. Lo que quiero decir es que si no podemos dar ningún paso solos, y si tenemos que reconocer que la política de hoy se hace en foros que resultan imposibles para los que van por libre, me parecería más honrado que el BNG reconociese que lo de la república galega queda para el próximo milenio, y que, a la hora de hacer alianzas que no tienen más finalidad que pasar el trago y poner a alguien en Bruselas, sería mejor y más coherente hacer una coalición menos determinante y que tiznase menos que esta de Bildu, que en la práctica nos borra del mapa político y pone nuestros votos al servicio de una interpretación de la política española en la que nada nos va ni nada se nos pierde.

El problema no es que los abertzales sean ETA, que no lo son, sino que Bildu no es Galicia, ni es España, ni es Europa, ni es buen ejemplo, ni nos vale de colega, ni nos ayuda para nada. Por eso lamento que el BNG no se haya dado cuenta de que vale más perder con honra que ganar con vilipendio.