Catálogo de la ira y el enojo

Xose Carlos Caneiro
Xosé Carlos Caneiro EL EQUILIBRISTA

OPINIÓN

14 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Cuando leo a Nietzsche, el intelecto se requiebra: caótico, irado, epidérmico. Y escribo, caótico como Nietzsche. El concejal de Arrecife, del Partido Nacionalista de Lanzarote, que se fue cinco meses de regatas; le paga el erario secretaria. Los 4.500 millones de euros que el Estado le dio a Bankia y que no bastaron para evitar que Bankia se hundiese. Los sueldos multimillonarios que cobraban los que gestionaban dinero de las cajas (entidades de vínculo público) y que nadie supo cortar; ahora no cobrarán más de seiscientos mil euros por mor de una disposición del nuevo Gobierno; los anteriores mandatarios, del PSOE, no hicieron nada por cambiarlo. Los que se sentaban en los consejos de administración, pagados millonariamente también, entre ellos están miembros del PP y del PSOE, y sindicatos, sí, sindicatos, y de Izquierda Unida, sí, de IU, los mismos que quieren nacionalizar ahora media Andalucía y están a la cabeza de cualquier manifestación. Sigo. Punto. Aparte.

El BCE y sus gobernadores -especialmente este último- que han dejado hacer, negligentes, que han dejado pasar; le llaman regulador y es incapaz de regularse ni a sí mismo; a su desidia le debemos, en parte, el deterioro de la situación financiera; han sido el BCE y los Gobiernos de turno los que han consentido que el dinero de las cajas se fuera a la especulación, los que no han sabido detener la economía destructiva que se iba generando: especulativa y no de producción; y le debemos que muchos ahorradores hayan sido castigados, unos en la letra pequeña, otros por estafas piramidales (Forum Filatélico y Afinsa) que operaron durante décadas con consentimiento público. Sigo. Punto. Aparte.

Los regalos del señor Barreda que ha exhibido la señora De Cospedal esta semana, ocupando un almacén, por valor de 3.600.000 euros. Las obras faraónicas, aquí, y en Valencia, y en Sevilla, y Barcelona... La irracionalidad en el gasto; y por eso no entiendo que se rasguen las vestiduras algunos cuando alguien habla de austeridad y ahorro, cuando es capaz de elevar esos sustantivos a la legislación, reduciendo el número de altos cargos, coches oficiales, gastos suntuarios. La Ciudad de la Luz de Alicante. Los aeropuertos, que sobran en media España, y alguno en Galicia también. Las universidades que proliferan por doquier, en función del poder de las taifas locales, no de su necesidad o excelencia educativa. Sigo. Punto. Aparte.

El presidente del CGPJ denunciado por malversación de caudales públicos. Los ERE andaluces. El yerno del rey. Caso Campeón. Palma Arena. Operación Carioca. Gürtel. Tiene usted mil motivos para el enojo y yo podría escribir mil catálogos como este. «Hablando francamente, es preciso que nos encolericemos alguna vez para que las cosas marchen bien», escribió Nietzsche. Sabio.