Ayer este periódico traía dos noticias bien bonitas y esperanzadoras. Se hacía eco, en primer lugar, de las nueve escuelas infantiles públicas que se van a construir gracias al patrocinio de la Fundación Amancio Ortega, maravilloso ejemplo de lo que la colaboración público-privada puede hacer, si hay voluntad de cooperación y si el virus de la demagogia política no la empaña. La relativa al proyecto Arte Contemporáneo y Discapacidad, de la Fundación María José Jove, gracias al que 15 jóvenes con discapacidad intelectual están creando sus propias obras de arte bajo la tutela de 15 artistas de prestigio, era la otra llamada al optimismo.
En los últimos tiempos, ambas entidades han dado señales más que evidentes de su compromiso con esta tierra, lo cual es digno de agradecimiento público. Galicia tendrá futuro si hay unión entre sus ciudadanos, si pasamos de las palabras a los hechos, si dejamos aparcadas las diferencias partidistas y remamos con brío en la misma dirección. Como decía el editor de este periódico hace poco más de un mes, «hay que acabar con la desesperación y el asco», y para ello hay que poner en alza la valentía y el coraje, la humildad y la honradez, el esfuerzo y la ilusión. Noticias como las comentadas contribuyen, sin duda alguna, a tan noble empresa.