Cheché Martín

CÉSAR CASAL GONZÁLEZ

OPINIÓN

DE SOL A SOL

09 oct 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

EL fútbol galego no lo inventaron Fran ni Salgado. Del fútbol galego tampoco tienen la exclusiva Amancio y Suárez. Ahí está Cheché Martín para pedir un lugar sobre el verde, ahora que tanto se habla de selección galega. En el once de todos los tiempos estaría este hombre con una biografía de película de grandes estudios. Futbolista de los que hablan con la pelota, vividor exquisito, tenía un pincel en los pies y otro en las manos. Fue pintor como Arturo Lezcano González reivindica en su libro Cheché Martín, fútbol sobre lenzo (Edicións Lea). Cheché Martín es patrimonio galego, do bó. No le anda a la zaga su biógrafo. De raza le viene al galgo. Escribe a fondo, con talento submarino, con tinta de calamar. Como los buenos autores gallegos que vienen de otro mundo y respiran debajo del mar, acuáticos. El libro se lee como un niño se zampa un bocata de nocilla. Hay chispas cuando Cheché se toca con Tàpies o con Lola Flores. Jugó en el Barça, en la selección, en el Dépor casi campeón, en el Atlético. Exiliado, fue pionero en calzar botas extranjeras. Lezcano lo pone en las estanterías para que se note el peso del pasado. De dónde venimos. Cuando hacemos memoria, somos mejores. Más justos. cesar.casal@lavoz.es