Cartier-Bresson, retrato del genio del «instante decisivo» en 500 fotos

M. L. MADRID / COLPISA

CULTURA

«Madrid. 1933», una de las obras que incluye la gran retrospectiva de Cartier-Bresson.
«Madrid. 1933», una de las obras que incluye la gran retrospectiva de Cartier-Bresson. Juan Carlos Hidalgo < / span>EFE< / span>

La muestra definitiva que le dedicó el Centro Pompidou ya está en Madrid

27 jun 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El magisterio y la genialidad del «ojo del siglo XX», Henri Cartier-Bresson (1908-2004), el fotógrafo más respetado e influyente, se agigantan con el tiempo. La Fundación Mapfre lo ratifica con un concentrado de su genio múltiple, legendario y humilde. Importa la gran retrospectiva que le dedicó el parisino Centro Pompidou, que reivindica al fotógrafo como «figura clave de la modernidad» un decenio después de su muerte y ofrece su retrato en 500 instantáneas. Con las imágenes, muestra dibujos, pinturas, documentos y raros experimentos cinematográficos que recorren los 70 años de actividad del padre del instante decisivo. Reafirma la genialidad sin divismo de alguien más preocupado por sus dibujos que por sus fotos, convertido en leyenda sin proponérselo y para quien la cámara «es un cuaderno de bocetos, un instrumento de intuición y espontaneidad» y «la foto es acción inmediata y el dibujo meditación». Con préstamos de más de 20 colecciones y Clément Chéroux de comisario, la gigantesca muestra que marcó récords en París es un recorrido cronológico. Siempre en copias originales, están sus imágenes míticas, pero también las menos difundidas, sus desconocidas y tempranas pinturas y sus crepusculares dibujos. El conjunto dibuja el perfil poliédrico del joven que sueña con ser pintor, el geómetra obsesionado con la composición, el surrealista de primera hora (1926-35); el activista comprometido con la República española en su pionero viaje a una España en vísperas de una incivil guerra y el resistente antinazi en la Segunda Guerra Mundial (1936-46); el testigo de la descolonización de Asia y África y de la Guerra Fría y de momentos históricos como la independencia de la India. También el viajero por China, Japón, la URSS, Cuba y EE.UU., el cofundador de Magnum en 1947 y el creador intimista de sus últimos años que en 1970 dejó de hacer reportajes. Es la muestra definitiva sobre el fotógrafo definitivo y reivindica la riqueza de su obra «más allá del momento decisivo». Deja constancia de su polivalente talento para la composición, de su «habilidad en la captura de movimiento» y la visión de la condición humana de «uno de los grandes testigos de nuestra historia». Evidencia «que hubo muchos Cartier-Bresson» y derrumba «enfoques unificadores», explicando la excelencia de su trabajo mediante una combinación de factores: una «alquimia completa» que aúna su «predisposición artística», su «ambición personal», un «estudio técnico incesante» y un «compromiso con el espíritu de su tiempo».