Básico, minimalista y económico. El Citroën 2 CV era honesto y sincero. Prometía muy poco pero lo cumplía con creces, posiblemente este fue el secreto de su éxito. Supo adaptarse a unas circunstancias de austeridad económica y, gracias a su robustez, comodidad y mantenimiento, ofreció un modo de vida diferente durante sus 42 años.
19 nov 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El abrelatas ¿viene de serie con el coche? Esta fue una de las apreciaciones despectivas sobre el 2 CV cuando fue presentado en 1948 en el Salón del Automóvil de París. Una exposición en la que marcas de lujo y carroceros de prestigio presentaban sus últimas creaciones con diseños muy refinados, casi como obras de arte. En medio de esta elegancia y glamur, Citroën presentó un auto pequeño, de chapa corrugada y techo enrollable de tela. Para algunos parecía una lata de conservas. Sin embargo, su artífice, Pierre-Jules Boulanger, ingeniero y empresario francés, quien había tomado las riendas de Citroën años atrás, lo tenía muy claro. Francia necesitaba un auto económico, robusto y fiable, donde el diseño estaba al servicio de lo funcional. Un concepto que llegaría a convertirse en un icono francés, como la torre Eiffel o la baguette.
El desarrollo del 2 CV comenzaba en 1934. La fábrica francesa de André Citroën pasó a manos de los hermanos Michelin, quienes se encargarían de reflotar la compañía. Bajo esta dirección se crearon dos programas destinados a engendrar los nuevos conceptos del futuro vehículo Citroën. Por un lado, el VGD (vehículo de gran difusión) suponía la vertiente de gama alta y que se convertiría en 1955 en el conocido Citroën DS. Y por otro, el TPV (trés petitte voiture, auto muy pequeño), de concepción muy económica y de mínimo mantenimiento, un producto cuyo principal destinatario sería el cliente rural.
Bajo la mirada creativa del ingeniero aeronáutico André Lefebvre, Boulanger fue acompasando el nacimiento del «2 CV traction», como así se denominó en un primer momento. Los primeros bocetos no tardaron en llegar. Ya en 1938 se habían construido unos 250 prototipos listos para salir a la calle, sus líneas distaban bastante de las que hoy conocemos pero estaba lleno de innovaciones sencillas y útiles tanto en mecánica y carrocería como en la suspensión. La mínima utilización de piezas se había convertido en el denominador común. La estética pasó a un segundo plano y siempre supeditada a un mantenimiento sencillo o a la reducción de peso. Se llegaron a probar suspensiones neumáticas o con dispositivos de gas. Finalmente, los brazos longitudinales oscilantes fueron la solución definitiva. Las ruedas de cada lado estaban comunicadas por un muelle helicoidal horizontal, lo que le permitía afrontar los baches del terreno de forma casi predictiva. Una solución única que lo dotó de un confort sorprendente casi en cualquier terreno.
En febrero de 1939, el prototipo final ya estaba listo. Cumplía a la perfección con las exigencias de su impulsor Boulanger: «Este auto debe llegar a los 65 km/h, podrá llevar 50 kilos de equipaje mientras cruza un campo arado con una cesta de huevos sin romperse, y además transportará a cuatro pasajeros». Sin embargo, la entrada en la Segunda Guerra Mundial truncó todos los planes dejando paralizado el proyecto. Ante un posible plagio de la Alemania nazi, la fábrica decidió destruir todos los prototipos, de los que solo algunas unidades han sobrevivido hasta hoy.
Una vez terminada la contienda, las nuevas condiciones sociales, políticas y por supuesto económicas obligaron a redefinir el proyecto buscando nuevas soluciones sin dejar de lado la innovación. Citroën se vio obligada a utilizar materiales todavía menos sofisticados, así como a buscar el número mínimo de componentes utilizados en todos los apartados. El diseño se fue refinando y adaptándose a las nuevas circunstancias, pero sin perder la esencia inicial.
INICIO
Tras el salón del automóvil de 1948, a pesar de los más escépticos, el pequeño Citroën enseguida conquistó al público. Los pedidos comenzaron a llegar y no solo del cliente rural. En poco tiempo se había convertido en el auto ideal de la familia modesta. En 1954 la potencia aumentó hasta los 12 CV, tres más que los de origen. Dos años después se mejoró el confort y la calidad de materiales de su interior. En 1961 se sustituye el velocímetro por un cuadro de instrumentos más informativo. Las puertas delanteras cambian su sentido de apertura, y dos años más tarde aparece el tercer cristal lateral. Una de las alteraciones estéticas más significativas fue la sustitución de los faros redondos por cuadrados en 1975.
LAS SERIES
En la década de los setenta, la sociedad ya había cambiado pero el concepto de sobriedad y economía seguía acompañando al modelo. Además, con la crisis del petróleo los modelos ahorradores cobraban de nuevo sentido, sobre todo para la juventud. Un mercado emergente que veía, con estas virtudes, su compañero ideal. La publicidad supo enseguida conectar con esta «libertad barata» que ofrecía el 2 CV. El nuevo modo de vida impulsó las ventas que, lejos de descender, como era de esperar tras más de 20 años de vida, subieron. Aparecieron nuevas ediciones especiales que modernizaron la imagen, ahora colorista y desenfadada. En 1976 nacía la serie especial Sport, tras ella surgirían otras como Dolly, Francia o Perrier; todas ellas partían del 2 CV básico, al que se cambiaba algunos elementos externos como el color. La denominada 007 llegó tras el estreno de la película de James Bond Solo para tus ojos, donde un Citroën 2 CV amarillo protagonizaba varias escenas. En 1980 aparecía la versión protagonista de estas páginas, Charleston, de la que solo se construirían 8.000 unidades. Sin embargo, el éxito fue tan arrollador que la marca se vio obligada a introducirla en producción a partir de 1981. Partía de la base del 2 CV Club, al que además de un exterior bicolor le añadían los faros redondos, un guiño al pasado. Resultaba elegante, basado en los autos de los años 40, donde el color resaltaba sus formas. Además de la versión roja y negra existían dos acabados más, en amarillo y negro y en doble tono de gris. Supuso la versión de mayor éxito de la marca. De hecho, la última unidad construida del 2 CV en el mundo fue un Charleston gris bicolor, el 27 de julio de 1990. En este apartado de vehículos especiales no podemos olvidar la denominada Sahara, construida en 1967 y único modelo 4x4 bimotor. Su excepcionalidad —solo se fabricaron 693 unidades, 85 de ellas en Vigo—, unido a una construcción única, lo han convertido en el modelo más valorado del 2 CV.
EL 2 CV EN EL MUNDO
Nadie pudo imaginar que de este pequeño todocamino, de apariencia frágil, se llegarían a fabricar 5,1 millones de unidades en todo el mundo. No deja de ser una cifra sorprendente teniendo en cuenta la simplicidad de sus soluciones. Su economía de uso, facilidad de mantenimiento o confort extraordinario supuso mucho más que un simple vehículo provinciano francés, su concepto se exportó a los cuatro continentes. Fue fabricado en Inglaterra, Chile, Argentina, Portugal y por supuesto en España, donde su producción comenzó en Vigo en 1957. Durante décadas, este concepto de simplicidad animó a muchos entusiastas a realizar todo tipo de retos y viajes por el mundo. Cientos de miles de kilómetros a los mandos del 2 CV no hicieron sino aumentar su fama de robustez y fiabilidad. Incluso participó con éxitos en ediciones del París-Dakar y competiciones transcontinentales.
UN CHARLESTON EN EL MAHI
Por las soluciones innovadoras empleadas en el 2 CV, el alcance de su producción y el significado que supuso este vehículo en la historia del siglo XX, el 2 CV se ha convertido en un icono de la historia automotriz. Por ello, la Fundación Jorge Jove, órgano que dirige el Museo de la Automoción e Historia MAHI, decidió hace más de una década contar con este modelo. En concreto, la unidad que podemos observar fue fruto de una donación particular de una familia gallega en el 2010. Su estado es excelente y completamente original. Esta versión Charleston fue matriculada en el mismo mes en el que empezaba el Mundial de Fútbol de España 82. Con 41 años de vida, mantiene en excelente estado su pintura original.