Acostumbrados como nos tiene Elon Musk— el dueño de Tesla, SpaceX y ahora también de Twitter, entre otras muchas cosas— a las estridencias, esta vez ha sorprendido a más de uno manteniendo los pies dentro del tiesto y sin complicarse un ápice la vida.
La decisión era de lo más crucial. Quizá sea por eso. Y no es otra que la elección de Linda Yaccarino (Long Island, Nueva York, 1962), hasta ahora jefa de publicidad de NBCUniversal, como consejera delegada de la red social.
Que ni pintada le viene a Musk la vasta experiencia en publicidad que tiene la ejecutiva —ha manejado una cartera de 13.000 millones de dólares de ingresos anuales y pilotado un equipo de 2.000 profesionales— para arreglar el desaguisado que su desembarco en Twitter, cual elefante en cacharrería, provocó en la compañía: una desbandada de grandes marcas para no verse salpicadas por las salidas de tono del genio de Tesla y su decisión de prescindir de casi el 80 % de los trabajadores. Y no solo para eso, también para combatir el roto que la desaceleración económica le está ocasionando a la publicidad digital.
Ese es el principal reto al que se enfrenta Yaccarino en su nueva etapa profesional: reconquistar anunciantes. Vital para una empresa que cuando cotizaba en bolsa cosechaba el 90 % de sus ingresos con la venta de publicidad.
Y no es que Musk se retire, no. Seguirá en primera línea, como jefe de tecnología y presidente ejecutivo. Como ocurre en SpaceX, con Gwynne Shotwell llevando el día a día de la empresa y Musk vigilándolo todo.
Licenciada en Telecomunicaciones por la Universidad Estatal de Pensilvania y de ascendencia italiana, creció la nueva mujer fuerte de Twitter en Deer Park, en Long Island. Y ahora vive junto a su marido en Sea Cliff (Nueva York). Tienen dos vástagos: una hija, Christian, que es enfermera en el Hospital Presbiteriano de Nueva York; y un hijo, Matthew, que es director de ventas de la empresa de vídeo digital Studio 71 y que en sus tiempos universitarios fue jugador, y de los buenos, de hockey sobre hielo.
En NBCUniversal trabajó durante casi una década. De hecho aspiraba a lo más alto dentro de la compañía. Esto es, a relevar a Jeff Shell. Y muchos lo daban por hecho después de que este último tuviera que coger las de Villadiego en abril por una relación con una compañera. Como «inapropiada» describieron en su momento desde la empresa ese vínculo. Sin más explicaciones. Pero, lo cierto es que saltó a la luz porque ella lo denunció. Pero esa es otra historia.
No vio colmadas Yaccarino sus aspiraciones. Y, se supone que un tanto airada, se dejó querer por Musk.
Quienes han trabajado con ella la describen como una persona que inspira confianza y que destila empatía. Justo lo que le falta a su jefe, demasiado amante de meterse en jardines. Labor de la nueva consejera delegada de Twitter será también la de atar en corto al multimillonario. Difícil lo tiene.
.