Mario Esteban: «No se trata de enmendar la plana a la globalización y vover a un sistema autárquico»
MERCADOS
Este investigador del Real Instituto Elcano asegura que la estrategia de Trump ha añadido distorsiones en el mercado que perjudican a España
05 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.No le gustan las connotaciones negativas con las que se suele usar el término «proteccionismo». Asegura que a la Unión Europea le ha faltado realismo en sus relaciones comerciales con socios como China, por eso Mario Esteban, investigador del Real Instituto Elcano especializado en relaciones internacionales con Asia Oriental, defiende una globalización «más selectiva».
-¿Ha sido la UE ingenua en su política comercial?
-La UE en general ha sido ingenua en su estrategia con China. Pensaba que mediante las negociaciones se adaptarían a una línea económica, social y política más afín a la de la UE y facilitarían acuerdos en el ámbito del comecio y las inversiones. Pensaron que con la entrada en la OMC, los chinos iban a aceptar las normas del comercio internacional y así habría una mayor sintonía en beneficio mutuo. En ese sentido sí ha sido inocente. Hemos dado por sentado que China iba a adoptar nuestras normas, hemos tardado bastante tiempo en darnos cuenta de que este proceso no nos estaba llevando a donde pensábamos.
-Es paradójico: el país más proteccionista del mundo es el que más se ha beneficiado del libre comercio. ¿Qué ha fallado?
-La UE ha actuado coforme a las normas. Somos economías mucho más liberalizadas y hemos mantenido esa apertura. Desde que los chinos entraron en la OMC los hemos tratado como a cualquier otro país. La cuestión es que hay una falta de reciprocidad, unas reglas de juego que no son las mismas y se benefician de ello.
-Entonces ha habido cierta indulgencia... ¿Han fallado los escudosde defensa a productos como el aluminio o el acero?
-No es un tema de indulgencia, es casi ideológico. Las élite chinas entienen que el Estado tiene que tener un papel importante en la competitividad de la economía. Nosotros nos resistimos a aplicar medidas de política industrial porque entendemos que el libre mercado genera resultados más eficientes. Lo vemos como algo beneficioso en sí mismo, eso nos ha impedido ver con premura cómo China se estaba aprovechando.
-¿ Asistiremos a un giro proteccionista dentro de la UE? ¿Sería bueno para sus economías?
-Cuando se aprueban medidas para que haya una mayor supervisión sobre las inversiones que llegan a Europa desde economías que no son de mercado, quien lo critica lo llama proteccionismo. Pero es que muchas inversiones no se guían exclusivamente por criterios de mercado. Si hay empresas chinas que cuentan con liquidez gracias al Estado para hacer compras en Europa de empresas que son intensivas en tecnología en sectores críticos y les dejamos pasar, nos estamos pegando un tiro en el pie. Son medidas apropiadas, deberíamos pensar si las teníamos que haber aplicado antes.
-¿Qué palanca puede utilizar la UE para reequilibrar sus relaciones?
-Es tremendamente difícil y un ejemplo clarísimo es el Tratado Bilateral de Inversiones, en negociación desde el 2013. Podemos hacer poco. El cálculo que hace Pekín es que no merece la pena acceder a nuestras reivindicaciones. Los europeos, por lo menos, hemos aprendido que es mejor no tener acuerdo que un mal acuerdo. Debemos endurecer las relaciones que no son saludables para nosotros.
-¿Se equivocó Donald Trump en su ofensiva comercial?
-Hay cosas en las que la UE y Trump coinciden como la cuestión de reivindicar los derechos de propiedad intelectual o reglas de juego iguales para las empresas, sin importar su origen. Lo que hace Trump es adoptar medidas más firmes contra China para modificar su comportamiento en ciertos sectores. Su estrategia para que el país funcione como una economía de mercado ha fracasado. Solo ha conseguido que China se comprometa a reducir su superávit comercial comprando más en ciertos sectores y esto es otro elemento más de distorsión de mercado que perjudica a la UE y a España.
-En las próximas décadas, ¿veremos un mundo más proteccionista?
-Hay cosas que no las llamaría proteccionismo, por su connotación negativa. Tenemos que asumir que la globalización no es un fin en sí mismo. En Occidente hemos tenido casi un pensamiento único sobre las bonadades de la globalización, que ha generado niveles de prosperidad muy grandes, pero que también tiene sus puntos oscuros. Hay que hacer una globalización más selectiva.
-Se habla de reducir la dependencia de China. ¿Es posible?
- Lo que ganas por un lado lo pierdes por otro. No se trata de enmendar la plana a la golobalización y volver a un sistema autárquico, pero hay una excesiva dependencia de un solo proveedor en algunos sectores críticos. Hay que aceptar cierta diversificación. No se trata de dejar de comerciar con China, pero habría que controlar el nivel de dependencia y sus implicaciones estratégicas.