Aprendiendo a exportar Galicia

Olga Suárez Chamorro
Olga Suárez REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

MABEL RODRIGUEZ

Catorce jóvenes gallegos participan en el programa de impulso a la internacionalización del Igape. Unas becas que se conceden desde hace 25 años y que han formado a 300 licenciados

05 may 2019 . Actualizado a las 09:13 h.

Trabajar en otro país para impulsar la economía de Galicia. Así podría resumirse en pocas palabras la razón de ser de las becas de internacionalización que convoca cada dos años el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) desde hace más de medio siglo. La primera edición, en 1993, permitió que nueve jóvenes iniciaran su carrera profesional en lugares como Filipinas o la República Checa. En la última convocatoria, son catorce gallegos los que disfrutan de una experiencia vital para su vida laboral y personal. Ya han finalizado su formación universitaria en diferentes disciplinas (Derecho, Empresariales, Traducción...), pero todos tienen un interés común: el comercio exterior. «Compartimos el orgullo de ser gallegos y la ilusión por aportar nuestro granito de arena para potenciar el crecimiento internacional de las empresas gallegas», explica José Vizoso desde la oficina económica y comercial de la embajada de España en Londres. Es uno de los participantes que desarrolla esta formación más cerca de casa, pero considera una suerte estar en «una ciudad en la que se marcan muchas tendencias, por lo que sirve de escaparate al mundo». Y, lejos de ser un problema, siente como una oportunidad el hecho de estar en la capital británica en pleno proceso de divorcio europeo: «Muchas empresas nos consultan sobre cómo prepararse o reaccionar ante los distintos escenarios posibles del brexit».

 En la misma oficina, pero en la embajada de España en Seúl trabaja Pablo Montero, un compostelano que no tiene miedo a hacer las maletas, pues ya vivió antes en Riga (Letonia) y en Cork (Irlanda). En Corea del Sur trabaja como asesor de comercio en temas de alimentación y bebidas. Aparte de la experiencia laboral que podrá incluir en su currículo, destaca «a posibilidades de traballar nun país exótico cunha boa dotación económica nunha institución de moito prestixio».

Los beneficiarios de estas ayudas tienen una asignación mensual de 900 euros durante los meses de formación en Galicia, y otra que va de los 1.700 (Casablanca) a los 3.300 (Nueva York), en función del país donde desarrollen su labor.

También en el sector de la alimentación se está formando Sergio Santiago en su estancia en Toronto (Canadá). Es la primera vez que vive fuera de Galicia y, a pesar de las trabas que tuvo a la hora de tramitar el visado o encontrar piso, está convencido de que pedir esta beca ha sido una de las mejores decisiones que ha tomado en su vida. En estos momentos, trabaja en el departamento de vinos y bebidas alcohólicas de la oficina comercial, ayudando a empresas españolas o canadienses del sector interesadas en exportar. Organizan eventos y hacen estudios de mercado en un país con un entorno complejo en este campo, al existir una regulación muy segmentada por regiones.

Los vinos españoles gustan mucho en el extranjero y cada vez son más las bodegas que impulsan la internacionalización. Otro de los becados de este año por el Igape, Sergio Maneiro, trabaja en el departamento Wines from Spain de Nueva York. Desde allí organizan ferias para que las empresas puedan encontrar importadores o distribuidores y resuelven dudas sobre etiquetaje, impuestos o envío de muestras. En la costa oeste de Estados Unidos se encuentra el estradense Senín Carbia, destinado en la embajada de España en Los Ángeles y dedicado a buscar potenciales clientes y socios comerciales para las empresas españolas que quieren instalarse en la zona.

Desde Bogotá, Manuel Portas valora «as posibilidades de poder palpar a evolución e tendencias da economía a través do contacto con empresas de todo tipo». En su oficina organiza agendas de negocios, acuden a ferias, resuelven consultas de empresas españolas y, en su caso concreto, se encarga de temas vinculados con la transformación digital de empresas TIC, «un sector que está en auxe en Colombia e con moito potencial».

También en América Latina está Xabier Villalba, que logró esta vez acceder a las becas tras varios años intentándolo. En Brasil trabaja ayudando a empresas españolas que quieren llevar allí su negocio.

A lo largo de estos años, la oficina económica de la Xunta ha formado a más de 300 becarios en unos 40 países diferentes. De aquella primera edición a esta última, las inquietudes de los participantes son similares, aunque sí ha cambiado un poco su media de edad: en las últimas ediciones se acerca a los 35 años. Sube la edad, pero también su grado de formación: el equipo que actualmente disfruta de este programa tiene más formación en comercio exterior que en las primeras ediciones. De hecho, casi todos cuentan con másteres o grados en internacionalización.

La beca se divide en tres fases: una primera de formación, durante dos meses en Galicia, en la que los participantes visitaron empresas exportadoras y organismos que actúan de intermediarios y realizaron una investigación sobre los mercados concretos en los que después trabaja cada uno: Estados Unidos, Canadá, México, Brasil, Colombia, Reino Unido, Dubái, China, Japón o Corea del Sur. El Igape realiza la selección de destinos en función del interés de las empresas gallegas en su proceso de internacionalización. De hecho, en cada convocatoria hay nuevos lugares, como puede ser en este caso Japón o Corea del Sur, que hace tiempo que no se incluían. Hay países que suelen ser fijos, dado el grado de intercambios comerciales con Galicia, como Estados Unidos, Canadá, Brasil, México o Reino Unido. En todos ellos, los becarios trabajan en oficinas del Igape en el exterior, o bien de otros organismos colaboradores, como el Instituto de Comercio Exterior (Icex) o las distintas cámaras de comercio.

Completar el círculo

En la tercera y última fase del programa, los participantes retornan a Galicia para trabajar durante 9 meses en alguna asociación de empresas gallegas, en tareas relacionadas con el ámbito de la internacionalización. Si la experiencia en el extranjero es positiva, con esta última parte se completa el círculo, con el objetivo de que cada uno logre encontrar su sitio de vuelta a Galicia. «Sirve coma ponte entre a experiencia internacional e un contrato nunha das empresas membro da asociación», explica Lucía Campillo desde Ottawa (Canadá), donde se está especializando en temas industriales y de barreras de entrada al país. Está viviendo una gran experiencia, pero en un futuro le gustaría establecerse en Galicia. Cree que conocer en profundidad el funcionamiento de otro país puede ser de gran ayuda para las empresas gallegas que pongan el ojo en ese mercado.

En general, casi todos los participantes piensan en establecerse en un futuro en Galicia, algo que además es el objetivo principal de estas becas: adquirir experiencia internacional para volver y potenciar la expansión global de las empresas gallegas.