
Cuando su hermana pequeña empezó en el instituto, Noemí Bellas se dio cuenta de que en el terreno de la educación existen muchas necesidades sin cubrir. «Pensé que yo disponía de herramientas y habilidades que había ido adquiriendo [estudió Económicas e hizo un máster en emprendimiento] y que podrían ser muy interesantes para que los niños empiecen a gestionar ideas, a solucionar problemas...» Así nació la escuela de emprendedores Líbolis, un proyecto pionero y único en Galicia en el que «no intentamos convertir a los niños en pequeños empresarios, sino enseñarles a afrontar problemas reales, a buscar soluciones, a desarrollar alternativas». En su escuela de emprendedores, los rapaces tienen el incentivo de afrontar retos reales, se les enseña a crear «en base a cosas que hay que solucionar». La escuela de emprendedores echó a andar hace aproximadamente un año, y avanza a buen ritmo entre la gran variedad de actividades alternativas para los niños. «A los padres, al principio, les cuesta entender el concepto, pero una vez que ven los resultados, les convence», asegura Noemí.
Transmitir «de qué va esto» es la primera dificultad que ha tenido que sortear esta empresa coruñesa. Es una firma innovadora, porque «la innovación existe más allá de la tecnología», aunque a veces cueste trabajo verlo. «No es fácil romper los moldes, ni innovar, ni emprender», relata esta joven. «Somos una escuela de valientes porque hay que ser valiente para abrir un negocio. Si ya es difícil montar un bar, imagínate montar algo que no existe».
Conseguir explicar su producto ha sido una de las cosas que más energía ha consumido a esta naciente empresaria, que le ve la parte buena a esa realidad: «Cuando logras explicarte, no tienes competencia que te haga sombra». Pero sigamos con el nacimiento de su empresa. «La financiación para mí no fue un problema porque no necesitaba una inversión elevada», relata. «Las trabas administrativas y fiscales existen, las sufrimos todos», señala. Pero lo que más difícil le ha resultado ha sido «dar el paso de emprendedor a empresario. Es lo más complicado. Para mí lo fue, y eso que vengo del mundo del emprendimiento», recalca esta maestra de valientes.
«Somos una escuela de valientes; hay que ser valiente para abrir un negocio»