«Un funcionario también puede ser muy competitivo»

Juan María Capeáns Garrido
Juan Capeáns SANTIAGO / LA VOZ

MERCADOS

XOAN A. SOLER

La directora de la EGAP es responsable de formación de la entidad que más nóminas paga en Galicia -la Xunta- y desde el 2012 vive una lucha constante contra el tópico y las inercias administrativas, «que existen». Cree en la política y el derecho por su capacidad de «cambiar las cosas» y ve en los empleados públicos virtudes que la fama les niega

01 oct 2017 . Actualizado a las 05:02 h.

Sonia Rodríguez-Campos (Ourense, 1970) dirige en Santiago la Escola Galega de Administración Pública, un espacio que lo mismo sirve para la reflexión como para el reciclaje formativo de los funcionarios, sobre todo los vinculados a la Xunta. Su dilatado currículo en torno al Derecho no alcanza para describir su pasión por una disciplina que desarrolló en la docencia universitaria y que desde el 2012 canaliza en la EGAP.

-Ese año fue durísimo para todos los trabajadores en Galicia. También para los funcionarios. ¿Cómo están de ánimo?

-En el 2012 todos teníamos el ánimo muy bajo, en las empresas, en la calle y también en la Administración, y no solo por los recortes en los sueldos. Pasaron cosas que nadie podía imaginar, y por eso nos empeñamos en hacer cursos de motivación, para desarrollar habilidades profesionales y para mejorar la gestión del tiempo, por ejemplo.

-¿Funcionó?

-Aquí intentamos conseguir que el empleado público crea en sí mismo y vencer esa imagen del funcionario inamovible, un tópico que puede llegar a interiorizarse si no estamos convencidos de que un funcionario también puede ser muy competitivo. Yo concibo la Administración como una empresa, aunque nos diferencian los fines: en el mundo privado prima la rentabilidad, y aquí la satisfacción del interés general. Salvando esta distinción, no hay motivos para que no exista motivación laboral, y más cuando tenemos una Lei de Empleo Público que va a desarrollar aspectos importantísimos como la evaluación del desempeño, que anuda el salario a complementos retributivos variables.

-¿Encuentra resistencias entre los funcionarios para afrontar nuevos retos?

-Al contrario. Los cursos de la EGAP no son obligatorios, suelen celebrarse en horario de tarde y siempre hemos conseguido captar el interés de la gente y obtener una alta valoración de las actividades. Pero admito que también existen inercias. Al principio, me encontré muchas veces con una frase que hay que superar: Esto siempre se ha hecho así. A algunos les choca, pero no veo motivos para no utilizar herramientas para ser eficientes que también se usan en la esfera privada.

-¿Dejó huella la crisis en la función pública?

-En Galicia, desde hace unos años, no se nos puede negar la voluntad de cambio. Otra cosa es que nos quede camino por recorrer, y espero que esto no se pare porque ahora vaya mejor la economía. De todas formas le diré que si todo ha seguido funcionando durante la crisis es porque en los servicios públicos había profesionales buenos y responsables detrás.

-¿Y las estructuras, han cambiado también?

-Aprovechando la dificultad para obtener recursos se aceleró la implantación de la administración electrónica, que provocará la desaparición del papel en muy poco tiempo, cuestión que requerirá un gran esfuerzo en formación. Y se hizo una gran labor para limitar y controlar los órganos de administración paralela.

-Los «chiringuitos» públicos.

-No me gusta ese término. ¿El Sergas es un chiringuito?

-¿Se tomaron medidas para atajar la corrupción?

-Todavía es pronto para valorar la eficacia de las medidas que ese adoptaron estos años, como los códigos éticos o la política de transparencia. Ya veremos.

«Sin la crisis no se hubiesen activado ciertas reformas para ser más eficaces»

Una de las últimas ocupaciones de Rodríguez-Campos ha sido la codirección del ensayo Las reformas administrativas de la crisis, del que destaca la colaboración de sólidas firmas «a las que vale la pena escuchar y leer».

-¿Qué aporta esta obra?

-Los juristas que participan llevan mucho tiempo aventurando sucesos que estamos viviendo ahora, como el problema en Cataluña, la relación del Estado con las autonomías y temas que están en la prensa de estos días que no surgieron ayer.

-¿Sin la profunda crisis que se nos vino encima se hubieran demorado las reformas?

-Fue determinante en la activación de los planteamientos reformistas. De otra forma no se habrían adoptado muchas medidas de eficacia, a pesar de que hay cosas que hace tiempo que sabíamos que había que corregir.

-Cite alguna.

-Seguimos teniendo demasiados concellos, sobre todo en Galicia, y arrastramos el problema de una Administración que creció hasta puntos innecesarios desde los 80. La crisis puso en duda todas las instituciones del Estado, y ese exceso lo notaron los expertos y los ciudadanos.

Admito que existen inercias. Al principio me encontré muchas veces con una frase que hay que superar: Esto siempre se ha hecho así»

El tiempo necesario para dar con la palabra adecuada

Sin considerarse una «runner» , a Rodríguez-Campos le gustan las caminatas. Pone música en su despacho, tiene debilidad por el jazz, «en particular por el de Diana Krall», y por otros estilos como el de Elvis Costello, U2, Coldplay o Phil Collins, «o sea, los clásicos». Hace ya algún tiempo que no va a conciertos masivos y se ha instalado en otro tipo de convocatorias culturales más accesibles como el teatro. «Si hay una obra buena procuro ir a verla». La lectura es una constante en su vida porque «tengo cierta obsesión por la palabra precisa», y no le importa hablar con pausa e invertir tiempo hasta que encuentra el término adecuado. En estos momentos anda con «4 3 2 1» de Paul Auster. Cree que para desconectar del trabajo también hay que ser disciplinada y no andar siempre con el móvil. Es lo que hace cuando se escapa a pasear junto a la ría de Pontevedra, en la playa de Areas, que recomienda visitar en primavera mejor que en verano.