Así es la nueva mayor inmobiliaria privada en Galicia: Blackstone

Rubén Santamarta Vicente
Rubén Santamarta REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

El gigante norteamericano gestiona más de 100.000 millones en activos y se ha especializado en adquirirlos a la banca a precio de saldo

20 ago 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La génesis del nombre del fondo Blackstone (piedra negra) da idea de hasta qué nivel de detalle llega este gigante norteamericano. Los fundadores son Peter Peterson y Stephen Schwarzman, dos ex de Lehman Brothers que adoptaron esa denominación haciendo una hábil combinación con sus apellidos: Schwarz es «negro», en alemán, el territorio de origen de la familia del segundo; ya tenemos el «black». Y Peter es «petra» en griego, el idioma madre de Peterson (nació como Peter Petropoulos) significa «piedra»; esto es, «stone».

La marca, hasta hace unas semanas, apenas decía nada fuera de ámbitos económicos especializados, donde Blackstone es bien conocido por su gigantesca cartera. Desde inicios de mes, es, o debería ser, mucho más conocido: entre su millonario negocio se han colado cientos de edificios, naves, solares, pisos... en Galicia. La cifra en concreto es una incógnita porque esta sociedad no desglosa la cifra de activos que ha pasado a gestionar. «Hasta que el acuerdo se cierre el próximo año, no podemos proporcionar un desglose regional», apuntan fuentes oficiales de Blackstone desde Nueva York. El acuerdo al que se refiere ese portavoz es la compra de 30.000 millones de euros en activos inmobiliarios procedentes del Banco Popular, una operación tutelada por el Santander como nuevo dueño de esa entidad. Blackstone ha pagado algo más de unos 5.000 millones de euros y se queda el 51 % de toda esa cartera, heredada principalmente de Aliseda, la antigua división del ladrillo del Popular. Allí fueron a parar también todos los inmuebles del Banco Pastor en Galicia, donde sigue siendo la segunda mayor institución financiera. Se cuentan algo más de un millar de bienes, a los que habría que sumar créditos vinculados a la construcción. Ninguna otra organización privada puede manejar esas cifras, solo la Sareb, el banco malo, semipúblico.

¿Qué quiere decir? Que es probable que este piso que ha visto usted, lector, en las últimas semanas y que pertenecía al Popular ahora esté en manos de unos señores con sede en Nueva York y activos repartidos por medio planeta. Gestionaba antes de la adquisición de esta cartera la friolera de 100.000 millones de euros en activos inmobiliarios en medio planeta, a los que se suman otros 240.000 millones en activos de otro tipo. De hecho, hasta ahora el ladrillo no era su especialidad: inició su andadura hace 32 años como fondo de capital riesgo.

Blackstone (nunca confundir con Blackrock, con negocios, estrategia y gestores bien diferentes) se reparte en una veintena de sedes operativas, con apenas 2.000 empleados. En España -tiene oficina en Madrid, con Diego San José, ex de BNP, al frente- , antes de cerrar esta operación con Ana Botín, había apostado claramente por el mercado de la vivienda, gracias a la adquisición de negocio de bancos en serios apuros. Se calcula que tiene 7.000 millones de euros en créditos gestionados y 12.000 viviendas en propiedad. Su prioridad es el alquiler, es decir, ponerlas rápidamente en el mercado para obtener rentabilidad, sobre todo en zonas más densamente pobladas, como Madrid y Barcelona. Son, en algunos casos, bloques completos de viviendas. Aquí arrancó hace cuatro años adquiriendo, con notable controversia, pisos protegidos en alquiler en Madrid. Luego adquirió a Caixa Catalunya (hoy en manos del BBVA) 40.000 hipotecas. Después, otra cartera de 400 millones de crédito promotor y otra del BBVA con 3.500 inmuebles.

Para articular todo este conglomerado, Blackstone ha levantado tres socimis -sociedad anónima cotizada de inversión inmobiliaria- en España, una hábil fórmula que le permitirá, llegado un punto, vender esas empresas y reinvertir las ganancias en otro punto del planeta. Y seguir creciendo.

Stephen Schwarzman, uno de los dos fundadores de Blackstone, que acaba de hacerse con los activos del Popular. | reuters