La fauna y flora extrañas proliferan en el lago y su entorno alterando la biodiversidad del espacio natural de O Morrazo
17 sep 2015 . Actualizado a las 08:35 h.El lago de Castiñeiras, el espacio natural más conocido del monte de O Morrazo, sufre una agresión silenciosa y constante, que está poniendo en peligro la biodiversidad tanto de su fauna como de su flora. Numerosas especies invasoras han aparecido en los últimos años en el entorno acuífero y no hay mejor oportunidad que septiembre, el mes con menos agua en el lago, para que se puedan observar cómo estos verdaderos invasores campan por el terreno con total impunidad.
Es fácil determinar hasta qué punto el lago está pasando a convertirse en un vertedero de animales. Hace años, los saltos de las ranas al agua al acercarse los viandantes delataban la vida que palpitaba bajo sus aguas. Ahora, en medio de la turbidez del lago -que sigue sin limpiar pese a las promesas de la Xunta-, se pueden ver peces de un llamativo color naranja y alguno hasta blanco. Sí, lo han leído bien, peces naranjas, y claro está las truchas no tienen ese color, ni tampoco las anguilas. Se trata de carpas asiáticas, esos pececillos de colores que adornan las peceras de los niños. Cuando crecen o sencillamente estorban, algunos de sus propietarios deciden soltarlas en el medio natural y así, ocupó el lugar de la trucha. Y por el tamaño de los que se ven nadando en el lago, no les va nada mal.
Estos días de verano se ha visto tomando el sol a un enorme ejemplar de galápago de Florida. La tortuguita de pecera, liberada por su dueño en Castiñeiras, ha crecido hasta tener unos 25 centímetros de diámetro, es decir, es ya más grande que algunos patos del entorno. Y hablando de patos, a este paso en el lago habrá de todo menos especies silvestres europeas. A los ejemplares del doméstico, liberados no se sabe muy bien por qué, se le han sumado el pato mudo o criollo, de Sudamérica. Y esta lista remata con el cangrejo de río americano, un depredador en toda regla. Con tantos inquilinos no invitados, milagro es que todavía haya alguna que otra trucha en el agua. Son dignas de un premio del concurso Supervivientes.
Gaspar Bernárdez, ingeniero forestal y uno de los impulsores del proyecto de los comuneros para crear la Fundación Lago de Castiñeiras, indica que esta no es la única especie invasora. Él hace una diferencia entre una especie foránea, que no afecta o destruye el medio ambiente y aquellas que sí lo hacen. En el entorno del lago, cuando la fundación esté en marcha, se creará un jardín botánico, con especies de plantas de distintas partes del mundo. Ese recinto estará cuidado y acotado, pero por ahora, las plantas invasoras se hallan en plena expansión, causando estragos en esta zona del monte.
En el antiguo recinto de los ciervos, transformado en un supuesto espacio de rutas autoguiadas para visitantes por la Xunta hace varios años, prolifera la falsa acacia americana, conocida por su nombre científico como Robinia pseudoacacia. Está en lo que se considera, según la Consellería de Medio Ambiente, un parque biológico, pero es una planta que además de invadir, no deja lugar a la biodiversidad. Toda una ironía.
No está sola. En este entorno natural se pueden encontrar abundantes casos de acacia negra (Acacia melanoxylon), bambú (Phyllostachys aurea) y la hierba de la Pampa (Cortadeira selloana). Todas son muy dañinas para el medio ambiente.