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Catorce oenegés piden que se sigan los consejos científicos y se vede la sardina

e. abuín REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

Cedido

La demanda indigna a los profesionales, que aseguran que hay pescado en el caladero

31 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Catorce oenegés ambientalistas firman al pie de una carta abierta remitida a Bruselas, Madrid y Lisboa en la que, además de manifestar su preocupación por la situación de la sardina ibérica, solicitan que se haga caso a los científicos y se vede la especie, tal y como proponen año tras año los biólogos que asesoran a la Comisión Europea. Los conservacionistas han decidido dar un golpe en la mesa después de estar diez años siguiendo de cerca el desarrollo de la sardina y esperar «pacientemente» unas medidas de gestión efectivas que, a su juicio, no se han tomado en todo ese decenio que han estado expectantes.

«Los datos científicos no dejan lugar a dudas. La abundancia de adultos se mantiene en mínimos históricos desde el 2012 y los nuevos juveniles que deberían aportar más individuos no llegan», apunta la misiva que envía Ecologistas en Acción, en la que apoya ese veto a la pesca «desde Cádiz hasta el Cantábrico occidental».

Los ecologistas proponen fomentar el consumo de jurel para no saturar tanto el «stock» Reprochan a los Gobiernos de España y Portugal, con la actuación cómplice de la Comisión Europea, una mala gestión del stock, con medidas «muy poco ambiciosas» y critican que no hayan atendido sus peticiones de abordar la crisis de la sardina conjuntamente.

Dado que la campaña está a punto de llegar a su fin -Portugal rebaja cupos y en España ya solo la puede pescar el xeito-, las oenegés ambientalistas exigen que el stock se administre de forma acorde a la política pesquera común; es decir, para asegurar el rendimiento máximo sostenible (RMS), que se adopte una estrategia de gestión a largo plazo y que esta esté considerada por el ICES (Consejo Internacional para la Exploración del Mar) como precautoria, y que se sigan las recomendaciones científicas más actuales, como se hace para gestionar otras poblaciones de especies pelágicas.

Las organizaciones ponen énfasis en que la sardina es un «importante recurso pesquero» que debe mantenerse en el tiempo «por razones socioeconómicas», por un lado, y porque se trata de una pieza clave del ecosistema marino, «pues la sardina es presa por excelencia de diversas especies de depredadores marinos que se encuentran en una situación desfavorable».

Fomentar el consumo de jurel

En aras de proteger esa importancia socioeconómica, las oenegés piden una inversión «urgente y adecuada», que vaya más allá de las ayudas públicas, para lograr la subsistencia del sector. Así, como el jurel se encuentra en mucho mejor situación que la sardina, la propuesta de los ecologistas es «fomentar el consumo de jurel y otras especies que captura la flota» y, de esta manera, reducir la dependencia del sector de una sola especie.

Ni que decir tiene que la carta de los conservacionistas ha exasperado al sector, que insiste en que el caladero está lleno de sardina, bancos de los que tienen que escapar porque ya agotaron la cuota a mediados de mes. Están las aguas plagadas de sardina, pero, sobre todo, de xouba. «Temos unha invasión dela», asegura Andrés García, portavoz de Acerga (Asociación de Armadores de Cerco de Galicia), que afirma que los barcos han encontrado ejemplares pequeños de sardina de punta Candelaria hasta las islas Cíes.

Solo el xeito dispone aún de cuota de una especie que está cerrada al cerco

 

 

Hace semanas ya que los barcos de cerco de Galicia no pueden pescar sardina. Subsisten a base de cabalón, que por suerte ha aparecido por las rías del sur, y del jurel, que en el caso de las unidades de Acerga han limitado a 750 kilos por tripulante y día. La anchoa, que otros veranos acudió presta a salvar la campaña estival, este año no se ve ni al norte ni al sur de Fisterra. La flota va «cubrindo o expediente» mientras desespera escapando de barcos de sardina que insisten en dejarse ver. «Non paramos de dicilo. O caladoiro está recuperado», asegura García, que señala que rías como la de Arousa y Pontevedra, incluso la de Noia, «están cheas de xouba».

Lo corrobora Miguel Iglesias, patrón mayor de Rianxo, localidad que, esta vez sí, ha podido organizar la tradicional Festa da Xouba. La edición del año pasado fue suspendida porque el xeito había agotado la cuota y no podía abastecer de materia prima a la organización.

Este verano no van holgados, pero con los esfuerzos de dosificación han conseguido llegar a agosto con unas quince toneladas. Claro que, para eso, los xeiteiros han tenido que apretarse el cinturón. «Nós temos 20 quilos por barco e outros 20 por home ao día; un cupo ridículo», explica Iglesias. Por eso han optado por poner un precio mínimo para fábrica: «Puxemos un prezo mínimo de 8 euros e non vendemos por debaixo dos 6», dice. Demanda no falta, pues las conserveras no tenían ya stock de conservas de esta especie, así que «o único malo é a pouca cota».