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«Ti traes o teu; eles, o que queren»

F. Fernández REDACCIÓN / LA VOZ

SOMOS MAR

JOSE MANUEL FERREIRO

Percebeiros de O Roncudo, en Corme, y de Cedeira denuncian que los furtivos saquean los mejores ejemplares y destrozan los que no les sirven

17 ago 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Las lonjas gallegas subastaron el año pasado, entre enero y mediados de agosto, 203 toneladas de percebe, por las que facturaron 4,4 millones de euros. En este 2015, y durante el mismo período, vendieron 181 por 3,9 millones. En resumen, el negocio de la especie más rentable de la costa gallega cayó un 10 % en capturas y un 11 % en ingresos. Ni este crustáceo se salva de la quema a la que están sometidos los recursos marinos, que merman año tras año.

Sin embargo, el sector no se lamenta de cómo va el mercado. No en vano, el precio máximo del kilo de percebes alcanzó estos últimos ocho meses y pico en las lonjas gallegas 149 euros, 26 más que el año pasado. Las cotizaciones aumentan. Pero porque hay menos producto.

«Os prezos van ben, ese non é o problema», reconoce María del Carmen Suárez Baneira, percebeira de Corme (Ponteceso) desde 1986 y patrona mayor de la cofradía. Entonces, ¿cuál será el pero? «As capturas baixaron, si, porque hai menos percebes», replica la experta. El recurso desaparece y lo hace por varias causas, según la experiencia de la profesional. La primera, los furtivos. Siempre los furtivos. «Ti vas ao mar os días que che corresponden (144 al año en el caso de Corme), traes o teu, e eles o que queren, e o que non lles vale, o estragan», denuncia María del Carmen Suárez.

La percebeira relata que ya casi no recuerda cuándo ella y sus compañeros llegaron a una zona a trabajar y que esta no hubiera sido estrenada ya por los ilegales. «Ti chegas e xa os outros foron antes porque faltan os mellores percebes», añade. Los furtivos ni siquiera tratan de esconder sus huellas del delito. «É que medo non teñen», lamenta la patrona mayor de Corme, quien también explica que no suelen cruzarse con los enemigos, pero «algunhas veces os vemos na roca de enfrente». Y cada uno a lo suyo. Unos a robar y otros a trabajar y hacer como si no los ven para no meterse en líos.

María del Carmen trabaja en una de las zonas percebeiras más cotizadas de Galicia, aquella en la que se encuentra la milla de oro: O Roncudo.

El agua, más cálida

Pero la disminución de las capturas no solo es culpa de los mariscadores ilegales. La presidenta de la cofradía también relaciona la bajada de la producción con un agua del mar más cálida que hace unos años y hasta la falta de lluvias de los últimos meses, que, dice, favorecen a las piñas de crustáceos, apunta.

María del Carmen forma parte de una agrupación compuesta por unos 40 mariscadores a pie. Sus capturas acaban o en la lonja de Malpica o en la de A Coruña, en la que más pague por ellas. «Á ribeira vaise a por cartos, non a por percebes», concluye divertida.

Cedeira es otro paraíso gallego en la extracción de este crustáceo. A diferencia del cómputo global de todas las lonjas, que se puede consultar en el portal estadístico Pescadegalicia.com, de la Consellería do Mar, el del pósito de esta villa de la comarca de Ferrol aumentó ligeramente en la facturación por las ventas de percebe: de 784.000 euros a 796.000. No así en cantidad de producto, que cayó levemente (de 40 a 36 toneladas) durante los primeros ocho meses y medio de este año.

Serxio Ces tiene 47 años y se dedica desde los 25 (más o menos, confiesa) a escalar los acantilados para arrancar percebes. Preside la agrupación de percebeiros de Cedeira y confirma que el año está siendo bueno en cuanto a precios: «Tampouco damos palmas coas orellas, pero non está mal, aínda que tamén é certo que vimos de tres anos horribles polos temporais». Y cuando se desata la tormenta toca quedarse en tierra. El viernes fue uno de ellos.

Pocos ejemplares adultos

Pero los ejemplares que arrancan de los cantiles no son de los de calidad extraordinaria porque no los hay, en cambio «está a pedra chea de crías, e xa facía dous anos que non se agarraban á roca, e non sabemos por qué», explica Ces. Así que es cuestión de pocos meses que se conviertan en ejemplares adultos de los más cotizados en el mercado. Esto con permiso de los furtivos, cuya presencia se ha disparado en los últimos años y que arramplan con todo el recurso que pueden. También con los más pequeños. «Están collendo bebés que venden polas casas a seis euros o quilo», denuncia el presidente de los percebeiros.

Los ilegales son una plaga en toda la costa y en las rías y parecen que actúan con impunidad, a plena luz del día y lanzando desafíos a los trabajadores. «Na nosa zona xa hai tantos furtivos como profesionais, cando os vemos mandamos aos vixiantes da confraría, pero dalles igual», relata el percebeiro.

La agrupación cedeiresa representa a medio centenar de trabajadores que viven de la extracción de este crustáceo.

Cambia el código penal

Ces cree que ni siquiera el cambio del código penal que desde el 1 de julio considera el furtivismo como delito y no como falta surtirá efecto sobre ellos y que seguirán haciendo de las suyas. Tienen que ser sorprendidos in fraganti tres veces como mínimo y que un juez decida que el delito es tan grave como para enviarlos a prisión. En cambio, la Xunta asegura que la entrada en vigor del nuevo código penal ha asustado ya a ilegales de playas y costa.

Pero este verano, tanto Serxio como sus compañeros siguen tropezándose con ellos en los acantilados. Casi todos son conocidos, pero incluso empiezan a llegar forasteros a por el tesoro cedeirés.