La Iglesia pide en Galicia el permiso del padre y de la madre para la comunión de los hijos

Xosé María Palacios Muruais
XOSÉ MARÍA PALACIOS LUGO / LA VOZ

LUGO

Un padre, consultando un álbum de fotografías de primeras comuniones en una tienda de Lugo.
Un padre, consultando un álbum de fotografías de primeras comuniones en una tienda de Lugo. ÓSCAR CELA

Solicita su autorización para evitar conflictos en casos de separación

28 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

La celebración de las primeras comuniones empieza a requerir la autorización del padre y de la madre. En las diócesis de Galicia se pide ya el consentimiento escrito de ambos, con el fin de evitar enfrentamientos, cuando los cónyuges están separados, si uno de ellos decide que el hijo o la hija hagan la comunión y el otro se opone.

La forma en que se actúa de modo concreto varía de unas diócesis a otras. En la de Mondoñedo-Ferrol hay hojas de inscripción para los niños que van a realizar la catequesis de preparación anterior a la primera comunión. Deben firmar el padre y la madre, lo que supone una forma de prevención si el matrimonio está separado. «O que se pide é que estean consensuadas as dúas partes», afirma el vicario general, Antonio Valín. En el de Ourense, ya desde hace años, el padre y la madre firman una autorización cuando el niño inicia la preparación, y sin ese trámite no puede asistir a la catequesis ni hacer después la comunión.

En el de Tui-Vigo, cuando un niño o una niña empiezan la catequesis de preparación, el padre y la madre firman un documento de autorización. Ese trámite, según explican fuentes diocesanas, se pide por cuestiones de protección de datos, pero tiene además otra validez: la asistencia a la catequesis se interpreta como señal de autorización para que el menor haga la comunión.

En Lugo no se solicita a los padres la firma de un documento, sino que se delega esa responsabilidad en los párrocos por ser ellos quienes conocen a las familias y pueden resolver mejor posibles conflictos. En el arzobispado de Santiago de Compostela, también se requiere que el padre y la madre muestren su consentimiento.

En una sentencia del Supremo

No obstante, ese trámite que ya parece asentado en Galicia no evita la aparición de conflictos, que en algunos casos han llegado a resolverse por vía judicial. Prueba de ello es una sentencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo, de diciembre del 2013, que recoge pautas para la celebración de las comuniones y para otros aspectos de los menores.

En el fallo se asegura que las «decisiones importantes» relativas a los menores deben adoptarse de mutuo acuerdo por ambos progenitores y que si hay discrepancia, el juzgado resolverá tomando como referencia el artículo 156 del Código Civil. Dicho artículo señala que la patria potestad será ejercida conjuntamente por ambos progenitores «o por uno solo con el consentimiento expreso o tácito del otro». Para casos de separación matrimonial se estipula que la patria potestad «se ejercerá por aquel con quien el hijo conviva».

De acuerdo con la sentencia, actos sociales y religiosos «de relevancia (bautismo, primera comunión y similares en otras religiones)» entran en el ámbito de la patria potestad, igual que, por ejemplo, la elección inicial o cambio de centro educativo, la fijación de actividades extraescolares o complementarias o las atenciones médicas no urgentes «que supongan intervención quirúrgica o tratamiento de larga duración o psicológicos». Todos esos detalles figuran en una sentencia que regula un régimen de custodia compartida para los hijos de un matrimonio divorciado.

De todos modos, ni una sentencia que incluye esos pormenores excluye que se den discrepancias entre cónyuges sobre la celebración de la comunión y que se acabe llegando a los tribunales. Hace años, por puntos de vista dispares sobre ese asunto, un padre y una madre separados pusieron el asunto en manos de sus respectivos abogados, aunque la intervención del juez los acabó convenciendo de que buscasen un acuerdo antes de la vista.

Si uno de los progenitores, sin acuerdo de custodia, decidiese por su cuenta que el hijo o la hija hiciesen la comunión, su conducta podría ser reprobable, pero no con el Código Penal en la mano. Francisco Balado —abogado de Castro de Rei, donde además es alcalde— sostiene que resultaría bastante difícil asociar ese comportamiento con un delito. Julio Villarino, abogado de Vilalba, cree que esa conducta sería reprobable pero no delictiva.

Una costumbre que se mantiene, aunque con más matices de fiesta infantil que de celebración religiosa

Las primeras comuniones se mantienen, aunque con tendencia a la baja y con matices en los que los detalles ajenos al aspecto religioso van cobrando más importancia. El descenso parece consecuencia de una disminución de la práctica religiosa, aunque Luis Otero, vicario de Enseñanza del Arzobispado de Santiago de Compostela, subraya que no se puede separar la disminución del número de comuniones de la reducción del número de nacimientos de las últimas décadas.

En la parroquia de Caranza (Ferrol), con unos 10.000 feligreses, este año harán la comunión quince niños. El párroco, Carlos Miranda Trevín, explica que es una cifra similar a la del año pasado y que supone una proporción pequeña para la población que atiende. Las familias que deciden que sus hijos hagan la comunión tienen motivaciones religiosas, pero, agrega, hay también otras: «Fanse tamén como unha festa para os nenos; unha maneira de que reciban agasallos, cartos, cousas... Admiro a eses pais que fan a comuñón dos fillos por compromiso cristián», dice.

En el oriente gallego desarrolla su labor el sacerdote Miguel Ángel Álvarez, encargado de 25 parroquias situadas en A Fonsagrada y en Negueira de Muñiz. La población apenas llega a los 3.000 habitantes, pero el porcentaje de niños que este año harán la comunión es algo mayor que en Ferrol: serán diez, repartidos entre el día de Corpus y siguientes domingos. Las motivaciones no parecen muy diferentes en una zona rural que en una urbana: Álvarez admite que hay razones religiosas, pero también ganas «de facer unha festa para xuntar aos nenos».

Aplazamiento

Aunque los nacimientos desciendan, hay un detalle que puede ayudar a que el número de comuniones no sea tan reducido dentro de algunos años: Luis Otero comenta que empiezan a verse familias que deciden aplazar la decisión de la comunión hasta que los hijos están ya cerca de la adolescencia.