El hombre de las 18 compostelas

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

LUGO

FOTO CEDIDA

Tras haber recorrido todas las rutas, prepara ya una nueva peregrinación

06 ene 2015 . Actualizado a las 09:11 h.

1993 fue un año especial dentro del Camino de Santiago. La celebración del Año Santo fue aprovechada por la Xunta para divulgarlo como Xacobeo 93: hubo actividades, no todas estrictamente jacobeas, y surgió Pelegrín, aquella mascota que causó alguna división de opiniones pero que tuvo su indudable momento de gloria. 1993 fue también especial, a escala mucho menor, porque supuso la primera peregrinación de una serie que hoy tiene 18 episodios y cuyo fin parece lejano.

Cinco vilalbeses recorrieron ese año el Camino Francés saliendo de O Cebreiro. Que la ruta jacobea produce una atracción realmente especial es algo que puede atestiguar Ángel Campos (a la derecha en la foto que acompaña esta información), que desde aquella primera vez ha recorrido todos los itinerarios que por Galicia adelante conducen al sepulcro del apóstol, incluido el que va de Santiago a Fisterra. 18 compostelas selladas acreditan esa reiterada devoción jacobea.

Si el Camino efectivamente engancha, ¿cuál es la clave? «Si vas solo, vas solo; si vas acompañado, vas acompañado», dice Campos, que ha tenido compañía en algunas peregrinaciones mientras que otras las ha completado en solitario. ¿Dónde encuentra la satisfacción, en las etapas que va superando o en la meta que consigue al llegar a Santiago? «Me llena interiormente», asegura. Las incomodidades no faltan -de hecho, hizo la última peregrinación, eligiendo el Camino Primitivo ya entrado el otoño-, aunque eso no incomoda: «Que si agua, que si viento... Vas por el monte y vas calado, pero llegas a Santiago y notas que has llegado a la meta», explica.

¿Hay solo espiritualidad en los peregrinos? Campos cree que se ha perdido algo de espiritualidad y que no faltan quienes peregrinan más bien por deporte. De todos modos agrega emocionado: «Siempre hay algo de espiritualidad. En algún momento, seas creyente o no [él lo es], siempre piensas en algo». Además, una vez en la catedral, algo especial sí parece sentirse: «La primera vez te emocionas. Luego, también. Coincides al final del Camino con gente que no vas a volver a ver», manifiesta.

Con tantos recorridos, casi resulta inevitable comparar el paisaje de unas rutas con otras y mostrar alguna predilección. Sin embargo, en ese momento se comprueba que Campos, aragonés de nacimiento, lleva en Galicia 30 de sus 54 años y que las opiniones rotundas no son aquí la norma: «Me gustan todos», dice. No obstante, admite que siente alguna preferencia por el tramo del Camino Primitivo que va de A Fonsagrada a O Cádavo, así como por el entorno del Faro, incluido en el Camino de Invierno. Sí establece, en cambio, jerarquías en la señalización, y reconoce que el Portugués le parece el mejor indicado de todos.

¿Hace falta alguna preparación especial para soportar la dureza de la ruta, sobre todo cuando aprietan los rigores invernales? Campos está habituado a hacer ejercicio, caminando y corriendo por los alrededores de Vilalba, y sabe lo que es, por ejemplo, caminar sin parar de la capital chairega a San Andrés de Teixido o de Foz al santuario de Os Milagres (Saavedra). Lo que sí se nota, al margen de la forma física de cada uno, es que entre peregrinos «hay buen rollo».

La sensación de plenitud durante la ruta y en la llegada, la relativa facilidad para superar etapas y la concordia entre caminantes parecen un poderoso estímulo, puesto que Campos ya le da vueltas en la cabeza a su próxima peregrinación: tendrá lugar en mayo por el Camino Primitivo, con salida en Oviedo.

ángel campos caminante de vilalba

«Me llena interiormente», dice sobre la sensación de caminar a Santiago

Subraya la belleza del Camino Primitivo entre A Fonsagrada y O Cádavo