Doscientas personas rinden homenaje al primer presidente de Ribeira Sacra

La Voz MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

José Manuel Rodríguez recordó los primeros pasos de una DO que acabó por dar forma a todo un territorio

06 may 2023 . Actualizado a las 12:35 h.

Todo empezó con una reunión de «siete locos» a principios de los años 90 en el antiguo Hotel Castillo. Hasta aquella época y aquel momento se remontó José Manuel Rodríguez en el discurso de agradecimiento que dio en el homenaje que le tributaron este viernes, unas semanas después de su despedida como presidente del consejo regulador de Ribeira Sacra, puesto en el que estuvo desde el origen de la denominación de origen.

El homenaje se celebró en una comida en el hotel balneario de Augas Santas, en Pantón, a la que asistieron unas doscientas personas. Entre los comensales había alcaldes como los de Pantón, Quiroga, Sober, Ribas de Sil, Triacastela, Paradela o Saviñao. Y también algunos jefes territoriales de la Xunta y el delegado en Madrid. Pero en las mesas estuvieron sobre todo gentes del mundo del vino de esta denominación de origen, algunos veteranos que conocen más o menos de primera mano cómo fueron aquellos pasos iniciales.

Ejerció de presentadora del acto la periodista Manola Porto, que recordó que José Manuel Rodríguez estuvo 32 años al frente de esta denominación de origen. En aquellos primeros momentos, recordó Manola Porto, en lo que ahora se denomina la Ribeira Sacra solo había una casa de turismo rural, la de Torre Vilariño, en O Saviñao. «Cando todo isto botou a andar —explicó— a Ribeira Sara nin sequera existía». Empezó a nacer en aquella reunión en el Hotel Castillo.

Tan poco existía que los «siete locos» que quedaron para tratar de hacer algo tuvieron que tomar vino Ribeiro, porque de aquí no había en aquel emblemático establecimiento de hostelería monfortino. Con esa anécdota empezó el discurso del homenajeado, que agradeció a todos su participación, tanto a los presentes como a los que no habían podido ir.

José Manuel Rodríguez contó que poco después de aquella primera reunión, un técnico de la Xunta les recomendó que mandasen unas botellas al concurso de vino del Valle de Aosta, en Italia. «Enviamos catro botellas —recordó— e recibimos catro medalla». Era el año 1991 y fue el punto de partida de todo lo que vino después.

José Manuel Rodríguez hizo a continuación un repaso de todo lo recorrido hasta entonces por un sector, el del vino de la Ribeira Sacra, que vertebró un territorio que ha acabado por convertirse en un destino turístico de primer nivel.

En esos más de treinta años, dijo, «houbo momento moi bos e momentos un pouco máis duros, pero todo se foi superando e hoxe o viño e a Ribeira Sacra son un todo inseparable e coñecido en todo o mundo». También le deseó suerte a los actuales responsables del consejo regulador y al sector en su conjunto y añadió que todo es posible si se trabaja unidos.

El homenaje incluyó además la interpretación por el músico y bodeguero Suso Verao de Volvín a terra, pero perdín o amor, una canción de Suso Baamonde. El otro colofón lo puso la entrega a José Manuel Rodríguez de una pieza de artesanía de Gundivós, obra de Elías González, que reproduce una botella de vino engarzada en una rama de vid.