Los ataques de mildiu recortan una cosecha que prometía ser de récord

Luis Díaz
LUIS DÍAZ MONFORTE / LA VOZ

LEMOS

ROI FERNÁNDEZ

Las bodegas de Ribeira Sacra esperan que la mejora del tiempo evite más mermas

05 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Los cosecheros más veteranos dicen que de la vendimia se puede hablar cuando la uva está en la bodega. Por experiencia, saben que los enemigos del viñedo acechan hasta el momento de la recolección. A veces, unos minutos de granizada arruinan el trabajo de muchos meses. En otras ocasiones, como sucede este año, calor y humedad forman un cóctel explosivo en el que se manejan a sus anchas los hongos dañinos para la vid. El mildiu trae estos días de cabeza a bodegueros y viticultores en todas las denominaciones de origen gallegas. En Ribeira Sacra, le ha metido un primer tijeretazo a una cosecha que prometía ser histórica en volumen de producción.

La floración tardó en llegar este año a los viñedos, pero lo compensó con una carga prometedora de racimos. El cuajado del fruto, sin embargo, tropezó con una inusual combinación de condiciones meteorológicas adversas. En un primer momento se vio dificultado por la lluvia y las bajas temperaturas, impropias de la época. Con la drástica subida de los termómetros, llegaron las tormentas y las nieblas matinales. El escenario ideal para que los hongos hiciesen de las suyas en la fase del ciclo vegetativo en la que la vid es más vulnerable.

«De momento vense acios degrañados polo mildeu, pero hai que estar vixiantes porque o peor pode vir a partir de agora», dice César Enríquez, de Adega Cachín. Pero no es fácil frenar la acción de los hongos cuando la meteorología da la espalda al viñedo como este año. «A mencía vai aguantando, pero en variedades brancas tivemos un ataque moi forte. Nestas condicións, nin os tratamentos fitosanitarios garanten a colleita», apunta Evaristo Rodríguez, de Adegas Moure.

El consejo regulador estima que con el ritmo actual de comercialización sería perfectamente asumible una producción como la del 2001, añada en la que Ribeira Sacra alcanzó una producción récord de siete millones de kilos de uvas. Todo indicaba que en esta campaña se alcanzaría ese techo, pero el mildiu ha aplicado un primer recorte y está por ver si se queda ahí.

Hongos cada vez más resistentes y tratamientos que no siempre son eficaces

Muchos expertos asocian las condiciones extremas de las últimas campañas vitícolas al calentamiento global. Se habla de prevenir los efectos del cambio climático plantando el viñedo en laderas más altas de orientación norte, o dando prioridad a variedades de ciclo más largo. El debate apunta a la necesidad de evitar la sobremaduración de la uva, pero pocos estudios reparan en la creciente peligrosidad de los hongos que atacan a la vid. En Galicia, donde mildiu y oídio son endémicos, el problema resulta especialmente preocupante.

«Os tratamentos non funcionan», se oye decir cada vez a más viticultores. Ni el uso de productos de acción sistémica ni la alternancia de principios activos son ya una garantía frente a los ataques de mildiu. «Puede que sea así, pero también es cierto que en un año como este si no tratas pierdes toda la cosecha», apunta Alfonso Losada, experto en viticultura. «El problema -añade- es que vamos por detrás de otros países en la selección de variedades más resistentes a las enfermedades de la vid que aquí están a la orden del día».